Capítulo 9: Hollywood bajo el caleidoscopio de Tarantino.
Situada en Los Ángeles de 1969. Entre otras historias entrecruzadas vemos a la Estrella de TV Rick Dalton (Leonardo DiCaprio) y quién ha sido su doble por muchos años, Cliff Booth (Brad Pitt) enfrentarse a los cambios en una industria que cada día reconocen menos.
“Tarantinesco” es un término que podemos encontrar en el diccionario de la lengua inglesa. Así de fuerte es el impacto de este director en nuestra cultura popular. Marcó un antes y un después en el cine moderno y es sin dudas uno de los grandes cines de autor. En esta película se encuentra todo el sello de sus trabajos: La peculiar narrativa, las historias entrecruzadas, la crudeza, el lenguaje, los personajes políticamente incorrectos y su elección musical. Todo el paradigma tarantinesco está presente. Tampoco falta su particular humor que, de conocer más a fondo el contexto y cine de la época en que transcurre la historia hará que disfrutes aún más una tonelada de chistes y guiños.
“HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD” es una gran oda a la industria, el cine y la ciudad de Los Ángeles. Todos los recursos que el director acostumbra utilizar están al servicio del homenaje. Con referencias a montones. Desde personalidades reconocidas como Bruce Lee y Charles Manson entre las más obvias, películas como “El Gran Escape”, apariciones como la real Sharon Tate, escenografías y hasta elementos emblemáticos del cine. También la mezcla de recursos cinematográficos, la propia historia y por supuesto el descomunal e impecable trabajo de arte y producción. Todo al servicio de rendir homenaje. Y cabe mencionar que el homenaje también es un sello tarantinesco. La mayoría de sus películas previas (por no decir todas) son tributos a un género en particular.
El interminable y estelar elenco encabezado por Leonardo Di Caprio, Brad Pitt y Margot Robbie brinda grandes actuaciones. Especial mención al trabajo de Leonardo Di Caprio. Despliega un personaje complejo y lleno de matices. Un actor que actúa por momentos bien y por momentos mal, que está en plena crisis, con un ego inmenso, pero con una fragilidad inmensa y lleno de contradicciones. Siento que al igual que sucedió con su personaje Jordan Belfort (“WOLF OF WALL STREET”) no tendrá el reconocimiento que se merece por ser un personaje principalmente cómico y no un rol dramático en un film dramático.
Por otro lado, el film es largo y se siente. Con algunas escenas innecesariamente extensas y otras con una excesiva cantidad de planos que no cuentan demasiado.
Pero hasta incluso la impulsiva necesidad de compararla y ranquearla con sus otras películas opaca el enorme trabajo. Y mi consejo final es: Disfrutémoslo que, como ha dicho reiteradas veces, le queda sólo una película más por hacer.
Por Matías Asenjo