Hablemos de amor: conflictos muy teatrales
Sergio Rubini, veterano actor, escritor y director italiano, incursiona en un cine de cámara que combina drama y comedia para contar los conflictos de dos parejas confinadas durante una noche al espacio claustrofóbico de un departamento en el centro de Roma. Una cena interrumpida, una charla que desenmascara mentiras y silencios, una mirada menos amarga que calculadamente irónica sobre el amor. Lo mismo que ya habían hecho Ingmar Bergman en La pasión de Anna (1969), Woody Allen en Maridos y esposas (1992), y Roman Polanski en Un dios salvaje (2011), con distintas búsquedas que iban de las variaciones cromáticas al uso intempestivo de la cámara en mano, de la brutalidad discursiva al desgarro interior, aquí nunca puede despegar de las obviedades del texto ni de su evidente impronta teatral.