Héroe del Súper 8
El estreno de este documental es sólo una parte de la asociación artística entre el aquí director (Di Tella) y el protagonista (Caldini). Es que en los últimos tiempos estos dos creadores han sumado esfuerzos para concebir además un libro y un espectáculo multimedia que incluye performances en vivo.
El objetivo de Di Tella (el más joven, el más conocido, el más "moderno") es claro: reivindicar la figura de Caldini, uno de los patriarcas del cine under, indie, autogestionario y experimental argentino, figura de culto, director "secreto" para la mayor parte del público (incluidos muchos cinéfilos).
Di Tella "rescata" (en el doble sentido) a un Caldini recluido en su mundo de viejas y nuevas películas (o como quieran llamar a sus "experiencias") y casi retirado de la civilización, en íntimo contacto con la naturaleza y la soledad (trabajó como casero en una quinta de General Rodríguez). Y aprovecha, claro, este viaje para repensar su propia relación con el cine y buscar nuevas formas y lenguajes.
Austera, despojada, individual -como la personalidad del propio Caldini- su obra acumula elementos no sólo del cine sino también de otras artes audiovisuales. Y Hachazos mantiene el espíritu, el tono, el legado del mundo Caldini. Di Tella lo siguió durante más de dos años, entrevistándolo para recuperar recuerdos de sus viajes a la India, de sus colaboraciones con Marta Minujín o de sus experimentaciones estéticas, pero también participando de (y recreando) sus particulares búsquedas artísticas, y revisando su frondoso y ya bastante degradado archivo de viejas latas de fílmico (el documental incluye mucho material inédito).
Sin caer en el tributo obvio de este "héroe del súper 8" ni en el culto a la melancolía del "todo tiempo pasado...", Di Tella consigue un retrato que -más allá de algunos desniveles e indecisiones- termina siendo tan atractivo como fascinante.