Dwayne Johnson tiene una historia particular sobre su amplia espalda. Nació hace 37 años en California con un destino bastante marcado. Su padre, un jugador de lucha libre conocido bajo el seudónimo “Soulman”, lo fue introduciendo en el mundo del cuadrilátero desde pequeño. Cerca de la adultez, formó parte del equipo de basketball de su colegio y comenzó a acercarse a los clubes juveniles de artes marciales impulsado por su familia. Durante la segunda mitad de la década de los noventa, “The Rock”, su nombre deportivo, ganó una serie de peleas y renombre en el ambiente. El tiempo pasó y esa etapa se cerró paulatinamente, con importantes y continuos eventos, y luego con sus shows de despedida.
Paralelamente al desenlace de su oficio anterior, en 2001 arrancó su carrera cinematográfica con una breve aparición como el Rey Escorpión en La Momia Regresa. Debido al éxito de taquilla de esta secuela, decidieron darle una película propia a ese personaje, lo que le otorgaba su primer protagónico. Su cuerpo formado y su impronta agresiva pero carismática le sirvieron para encarar proyectos de acción y crimen como Doom, Pisando Fuerte y La Vida en Juego.
Siguiendo los pasos de otros personajes icónicos de estos géneros, como Arnold Schwarzenegger (Un Detective en el Kinder) y Vin Diesel (The Pacifier), Jonhson dio una vuelta al timón para acercarse a un público familiar y libretos más puros. Éste el camino que nos lleva a Hada por Accidente, su tercer film ATP tras La Montaña Embrujada y Súper Agente 86.
Su personaje se llama Derek Thompson, un veterano jugador de jockey sobre hielo al que apodan “ángel de los dientes” que no se luce en la pista desde hace varios años. Está en pareja con una madre soltera con dos hijos y, por un desliz, casi le cuenta a la niña de su mujer la verdad sobre quién pone la plata debajo de la almohada cada vez que se cae un pieza odontológica. Como castigo, es trasladado por un inocente asistente al departamento que se encarga de la tarea y es penado con un trabajo comunitario: servir de hada por un par de semanas. La tarea no le será fácil por su escepticismo ante la magia de esta tradición y el descuido de su novia que esta inesperada labor le implicará. Para romper todos los moldes del machismo y quemar las hojas del “manual del macho de acción hollywoodense”, la primera vez que “The Rock” aparece vez con la vestimenta laboral es con un tutú rosado con una remera del mismo color, obviamente por equivocación, y un par de alas de utilería que jamás se moverán durante las casi dos horas de duración.
El elenco incluye personalidades de alto nivel, como Ashley Judd, Julie Andrews y hasta un cameo de Billy Crystal. La “novicia rebelde”, experta en historias infantiles, aporta su cosecha y brinda unos escalones de jerarquía a la cinta, sin salir de sus protocolares perfomances. Johnson, por su parte, se muestra fresco y apela a su comicidad, que sirve eficazmente. La química entre ambas figuras es inexistente, pero termina resultando debido al vínculo que los une en la historia.
La narración combina los ingredientes clásicos de las factorías norteamericanas destinas a la audiencia más joven. Magia, moralejas, reivindicación de la fe, personajes imposibles de no querer, un poco de acción, situaciones desopilantes, etc. El producto final es una entretenida película para menores y un tanto densa para los adultos.