Con alas, pero poco vuelo
Historia de un deportista convertido en hada.
Muchas veces es difícil evaluar un filme para chicos. Pero Hada por accidente parece, en realidad, un filme escrito por chicos. Perdón: por chicos poco imaginativos, repetitivos. Chicos sólo capaces de armar una seguidilla de gags previsibles con elementos demasiado sencillos: una crema que achica a las personas, un polvillo que hace olvidar los instantes previos, un aerosol que torna invisible al que lo usa ... Ay.
Para que fuera apta para varoncitos y niñitas, la película combina hockey sobre hielo y, como su nombre lo indica, hadas celestiales. Principalmente, un hada masculina: musculosa, ruda, pragmática, por momentos violenta y vulgar. ¿Cómo? En realidad, se trata de Derek Thompson (el nada dúctil Dwayne Johnson), un jugador de hockey, en presunto ocaso, que lleva ese apodo. Está de novio con una mujer con dos hijos: un nene, que no lo quiere, y una nena, a la que Derek le roba el dinero de un dientito de leche para apostarlo con sus amigotes...
Desde entonces, una suerte de corporación divina lo convierte en un hada verdadera y lo obliga a cometer buenas acciones. Con secundarios desaprovechados, como los de Julie Andrews y Ashley Judd, poca creatividad y muchísimas lecciones en favor de la familia unida, y la importancia de ser un soñador y no un frío calculador, la película nunca levanta vuelo, ni siquiera en las partes humorísticas. Su secuencia de apertura incluye un primer plano de una marca de gaseosas. Ojo, es sólo publicidad de la cancha: no una contradicción en un filme blanquísimo.