El regreso de los muertos vivos
Convertido en uno de los "expertos" en reciclar el cine de terror de los años '70 (tanto hollywoodense como italiano), Rob Zombie concretó una remake de la secuela de Halloween que a su vez es secuela de su propia remake (¿se entendió? La cosa es así: John Carpenter rodó la película original en 1978 y coescribió su primera continuación en 1981. Zombie revivó la saga de cero en 2007 y dos años más tarde hizo esta nueva versión de la segunda entrega que retoma en su media hora inicial algunos aspectos de aquel film para luego darse muchas libertades y desatar eluniverso (desquiciado) de sus películas.
Por supuesto, Michael Myers, el gigantón de más dos metros, no está muerto como todos creen sino listo para otro raid sangriento en una región rural con mucho de patetismo pueblerino misógino. Vuelven también la atribulada rubia Laurie (Scout Taylor-Compton), que está convencida de haber matado al asesino serial e intenta recuperarse de sus traumas con un tratamiento psicológico, y el psiquiatra que ha seguido el caso hoy convertido en un escritor best seller (un desbordado Malcolm McDowell). Y hasta tenemos una veta onírica con el protagonista volviendo de forma recurrente a un sueño infantil ligado a su madre (Sheri Moon Zombie) y a un caballo blanco.
Sí, hay mucha sangre y vísceras. Sí, hay toques varios de humor negro. Sí, hay referencias a la cultura setentista. Sí, hay guiños cinéfilos para los cultores del terror. No, no hay nada demasiado novedoso en este discreto nuevo film del creador de 1000 cuerpos y Violencia diabólica.