Esto es Halloween
Es una rara y linda confluencia que John Carpenter y Jamie Lee Curtis se reúnan tras cuarenta años para colaborar en una nueva HALLOWEEN (2018), la cual no sólo ignora las nueve peores iteraciones de la franquicia sino que sirve de secuela directa para la primera y mejor Noche de brujas (Halloween, 1978). Si la serie aún tiene fans éste es el tipo de tormentas perfectas con las que sueñan.
Dirige David Gordon Green, ducho en el gótico sureño desde Undertow (2004). Carpenter revitaliza la clásica banda sonora con nuevos reveses synth y hace de productor junto a Curtis, quien reinterpreta a la superviviente original Laurie Strode con dejos post-traumáticos. Hasta regresa Nick Castle, el Michael Myers original. Todo está en su lugar. Un descuido: que Green haya escrito el guión junto al comediante Danny McBride y su segundo Jeff Fradley, quienes imbuyen la historia con un humor jocoso e inapropiado para una película de terror.
Cuarenta años a la fecha de aquel fatídico Halloween, el asesino serial Michael Myers escapa de prisión y continúa su matanza por los suburbios de Haddonfield, Illinois. En lo que a la película concierne Michael sigue siendo “pura y simple maldad” y así lo trata, una fuerza tan implacable como desinteresada. Los intentos frustrados de varios personajes por psicoanalizar al monstruo suenan a meta-comentarios sobre el legado de otros cineastas más ineptos que intentaron modernizar (ej. complicar) a Michael Myers.
Del otro lado se encuentra Laurie, quien a la inversa de su torturador ha desperdiciado su vida pensando en él y preparándose para reencontrarlo. Mientras prepara el inevitable duelo intenta reconectar con su hija y su nieta, la primera harta de la paranoia de su madre, la segunda fascinada por la mitología. La película reconstruye aquellos icónicos y ominosos planos en los que Michael Myers acechaba a la distancia y hace algunas equivalencias ingeniosas al poner a Laurie en su lugar, ya esté observando a su enajenada nieta desde lejos o desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos para cazar al cazador. Son homenajes sutiles y útiles a la trama.
En su punto culminante HALLOWEEN es la mejor película que ha producido la serie desde que se hacen secuelas (no que ello conlleve gran mérito), y una buena opción para conmemorar la festividad del título. En su cometido es efectiva - sencilla pero hecha con destreza cinematográfica. La película sufre definitivamente las decisiones más bizarras del guión y la dirección, como los ya mencionados impases cómicos (las cuales ocurren de la peor manera, en el peor momento), personajes que desaparecen inexplicablemente, un casting poco versátil más allá de la impecable Curtis y un giro sorpresa que existe más por conveniencia que lógica.
Una secuela es inevitable. En un mundo perfecto éste sería el broche de oro que pone fin a la serie, no con la dignidad intacta pero sí habiéndola recuperado. El plano de la calabaza despedazada que se recompone lentamente al compás del tintineante crescendo de Carpenter lo dice todo.