Halloween

Crítica de Henry Drae - Fancinema

CUANDO EL HOMENAJE ENTIERRA AL HOMENAJEADO

Me pregunto si no habrá otra manera de ver esta película como no sea con el conocimiento pleno de que se está viendo un experimento de “deconstrucción”, palabreja tan de moda por estos tiempos. Michael Myers es un personaje que tiene una mitología que va mucho más allá de la película original de Carpenter. Es verdad que las secuelas y remakes que intentaron revivir el fenómeno (a excepción de la tercera que es casi un explotation del título y nada más) fallaron más que acertar en cada entrega basada en la fundadora de ese estilo de slasher (si acaso hubiesen intentado mejorarla y no fueron más que la monetización del suceso). No obstante, contribuyeron a acrecentar el mito y, por sobre todo, a inyectar el hype en el que hace un año nos vemos inmersos con tanto avance y material promocional los que disfrutamos, como en mi caso, desde la butaca de un cine en su momento a la Halloween original.

Por eso mismo es que resulta difícil reconocer que ese mítico asesino serial, casi sobrenatural y todopoderoso (recordemos que al final de la primera desaparece al caer baleado de muerte por el Dr. Loomis desde un primer piso), sólo haya cometido los cinco asesinatos de la primera parte, para poder apreciar Halloween desde el lugar que propone esta caprichosa continuación. Y lo intenta peligrosamente casi como si se tratara de una distopía o un elseworld que ignora una suerte de “historia oficial” para ir por otro hilo conductor.

Recuerdo incluso, y perdón por lo auto-referencial, en haber visto “pegada” en función continuada a la segunda entrega a las que muchos tildan de inferior pero me pareció de un encastre perfecto. Sobre todo por el acoso a ritmo pasmoso de Michael hacia Laurie Strode, scream queen incipiente, que se intensificaba por los pasillos de ese hospital, huyendo enyesada y apenas pudiendo caminar, a tiro del asesino que nunca corre cuando luce su máscara y el cuchillo de carnicero en mano.

Por eso creo que si bien la decisión es una premisa anunciada que no debe condenar al producto, le juega muy en contra. El desquicio y transformación de la misma Laurie casi que no tiene mucho sentido después de tantos años. Claro que es posible, pero se nota exacerbado así como estereotipado su comportamiento. Es casi una Sarah Connors en Terminator 2 esperando al juicio final pero aún más exagerada. ¿Realmente era para tanto, cinematográficamente hablando? Resulta mucho más fácil justificar ese tipo de reacción incluyendo al resto de los films de la saga en los que participó y como hermana revelada del mismo asesino (a pesar de que en uno de ellos finalmente muere), que con esa endeble conexión con el primer final abierto.

Pero visto y considerando que no sirve desandar el camino por la decisión que se tomó, vayamos a la película en sí misma.

El inicio es prometedor, en el que vemos a ese pseudo-periodista investigador sacudiendo la máscara desafiante frente al interno Myers que permanece encadenado. No es la mejor idea que se le pueda ocurrir a nadie que sepa quién es ese tipo, pero funciona como para abrir el juego. Lamentablemente, en todo el resto del metraje no habrá momentos de tensión como ese. El escape del asesino (no estoy revelando nada que no se suponga, desde ya) es tan convencional y tirado de los pelos que hasta sucede fuera de cámara. El director considera que no es lo más importante, y quizás no lo sea pero tampoco me parece bien que se subestime tanto al espectador. Laurie Strode lleva esperando 40 años a que el maniático escape, creo que nos merecemos saber al menos cómo lo logró con un digno twist de guión. ¿De verdad no es relevante la exposición de cada detalle del evento?

Luego la masacre que ejecuta el asesino (o The Shape como se le ha dado en llamar en los créditos desde la primera película) es tan calculada que parece que en lugar de confinado por cuarenta años hubiera estado entrenando. ¿Tenemos que creer que no ha estado, este asesino convicto, involucrado en el universo de la saga ignorada? Porque así lo pareciera por su destreza instantánea y a pesar de su longevidad.

Y ya en donde todo debe concluir, nos encontramos con mucha más gente a ser atacada en medio en un Haddonfield al que cuesta contextualizar en el presente, también con un suspenso que no llega o en su defecto juega con clichés permanentes. Y más intentos de recrear los planos secuencia que Carpenter ejecutó de manera magistral en el 78 y hoy son pobres imitaciones de su maestría. Por supuesto que tanto los guionistas como el mismo director Gordon Green son fanáticos y se nota el respeto por el original, los constantes homenajes, guiños y escenas que son como hipervínculos a la fuente, pero eso mismo también les dio poco espacio para hacer algo que sobresalga o se despegue de lo obvio.

Ni siquiera se dieron el gusto de enriquecer debidamente la historia familiar. De cómo es que la familia de Laurie banca su locura sin creer que sea posible lo que espera hasta que acontece, sigue siendo de una obviedad pasmosa y que no da el menor atisbo de que existió esfuerzo por escribir un par de líneas que se destaquen y que se conviertan en el mejor motivo para haber puenteado a tres décadas de historia filmada sobre el monstruo de Haddonfield y su víctima recurrente.

También hay momentos bastante vergonzantes como cuando uno de los personajes pretende “proteger” al asesino, y lo que hace raya en la comedia bizarra. Probablemente si hubiesen ido por ese lado la película hubiese terminado siendo más odiable, pero al menos ostentando cierta originalidad.

Por último, Jamie Lee Curtis hace lo mejor que puede y sabe con su personaje, al igual que el mismísimo Nick Castle que repite bajo la máscara, pero se nota la ausencia de peso en las líneas de diálogo y hasta en las acciones del enfrentamiento, que son de una coreografía bastante torpe y básica de acuerdo a las expectativas generadas.

Y así es como esta Halloween queda por debajo de la secuela directa, supera por poco (y de manera discutible) a las mediocres entregas posteriores a la tres y compite apenas con las de Rob Zombie, que por delirantes y cuidadas se destacan, pero no cumple con ese regreso esperado, de la manera que se esperaba.

Habría que dejar de robar con Halloween por lo menos por otros cuarenta años.