La nueva entrega de Halloween está destinada a generar una brecha (como sino ya no tuviéramos pocas) entre los fans del género de terror.
Algunos la destacarán entre las mejores producciones de la serie y otros saldrán del cine decepcionados.
Podría escribir una reseña negativa con todas las objeciones que mencionarán los detractores, pero la verdad es que la disfruté bastante en el cine.
Mucha de las críticas desfavorables provienen de fans extremadamente pasionales que exageran un poco las debilidades que tiene el trabajo del director David Gordon Green.
No es la mejor película de terror del año ni marca una bisagra en esta franquicia, pero tampoco es el desastre ofensivo que plantean los análisis más negativos en la web.
De entrada es completamente superior a las historias con la hija de Laurie Strode y la maldición celta (Halloween 4, 5 y 6) y funciona como una continuación decente de la película original de 1978.
Me cuesta mucho comprar el concepto que esto es peor que Resurrección, la horrenda entrega del 2002.
Antes de ir al cine recomiendo repasar otra vez el film de John Carpenter por dos motivos.
Además de recordar la historia si no sos seguidor de Michael Myers, sirve para limpiar la mente de los hechos de las películas que vinieron después y que la nueva producción ignora por completo.
La obra de Gordon Green es una película con un alto contenido nostálgico y dosis del slasher vintage, al mismo tiempo que reintroduce al icónico asesino en un contexto moderno.
Un aspecto interesante dentro de la trama lo conforman las ramificaciones psicológicas que tuvo la primera aparición de Myers en la familia de Laurie Strode.
Los vínculos que tienen entre ellos están marcados por la tragedia que la protagonista vivió 40 años atrás y todavía afecta su presente.
La interpretación de Jamie Lee Curtis, que es lo mejor de este film, claramente trae al recuerdo a la Sarah Connor de Terminator 2, por su actitud frente al conflicto, pero también cuenta con una mayor vulnerabilidad que le añade otros matices al personaje.
En lo referido al tratamiento del villano, el director hace un gran trabajo a la hora de recordarnos por qué Michael es uno de los asesinos más aterradores del género y las situaciones de violencia tienen un tratamiento atractivo.
Si bien muchos de los ataques del psicópata siguen la escuelita gore de Rob Zombie, algunos de los momentos más impactantes tienen lugar con las muertes que ocurren fuera de cámara.
En varias ocasiones el desastre que deja Myers en su camino resulta mucho más perturbador de ver que las secuencias de violencia gráfica.
Un buen giro que le dio Gordon Green a las acciones del villano.
Otro aspecto positivo es la música de John Carpenter que se utilizó de un modo excepcional para intensificar las situaciones de suspenso.
Los guiños a la obra original son simpáticos y el director no se estanca permanentemente en el homenaje, sino que intenta hacer algo diferente con la dinámica de la relación entre Myers y Laurie, quienes ahora se buscan mutuamente.
La narración tiene un buen ritmo, el relato dura lo justo y el tercer acto, cuando las cosas se ponen intensas, me pareció muy bueno.
Creo que para disfrutar el film también es necesario concederle cierta indulgencia a la trama, ya que si se analiza en exceso este subgénero pierde su gracia por completo.
Por ejemplo, Michael otra vez vuelve a robarle la indumentaria, que incluye un previo asesinato, a los sufridos camioneros de Haddonfield, quienes a esta altura tienen menos suerte que los oficiales de camiseta roja de Star Trek.
Después el modo en que el psicópata llega en auto a la casa de Laurie es un delirio pero lo tomo como parte del encanto del slasher donde abundan las situaciones ridículas.
Sin ir más lejos, Michael tiene 60 años y acá se desenvuelve con la fuerza de Thanos donde aplasta cabezas como algo normal.
El tema es que enfocarse demasiado en esos detalles me parece que en un punto atenta contra la experiencia de entretenimiento que ofrece la película.
Eso no significa pasar por alto debilidades notables de esta producción que se podrían haber trabajado mejor.
Un inconveniente del relato de Gordon Geen en es que el foco de atención de la película se dispersa en varias subtramas que no aportan nada.
Jamie Lee Curtis podría haber tenido una mayor presencia en el film si por ejemplo la historia no se enfocaba en las experiencias sentimentales de su nieta que no le importan a nadie y encima repite situaciones de Escalofríos 2.
La incorporación de un nuevo psiquiatra no termina de funcionar y el personaje después tiene un giro ridículo e innecesario que queda en la nada.
Junto con el yerno de Laurie Strode el pseudo doctor Loomis integra las peores adiciones de este episodio.
No puedo dejar de mencionar la inclusión del humor Scream que sacó de quicio a muchos fas de la saga.
En lo personal no me pareció tan terrible al punto de no poder disfrutar la película, pero llama la atención esta cuestión porque no se había implementado en las entregas previas.
No hay que olvidarse también que la nueva Halloween fue escrita por Danny McBride (Tropic Thunder), quien viene del género de la comedia e intentó añadirle algo diferente al argumento.
El problema con los chistes no pasa tanto por la incorporación del humor, sino por los momentos que eligieron para incluirlos, donde generan distracción y descomprimen la tensión que se había construido.
La verdad que la nueva Halloween no le aporta nada nuevo a esta franquicia pero en un año donde los estrenos del género estuvieron representados en su mayoría por exponentes como Slender Man, el regreso de Michael Myers al menos brinda un pasatiempo entretenido.