Después de años de estar detrás de una remake de Suspiria que no logró hacer avanzar, David Gordon Green tuvo la posibilidad de entrarle de lleno a otro clásico del terror de los años ’70 como es Halloween. Más allá de las diferencias propias de los films de Dario Argento y John Carpenter, un elemento que suma a la complicación es la historia entre ambos. En los 40 años que pasaron desde su estreno, el giallo italiano no fue revisitado –claro, hasta la próxima remake a cargo de Luca Guadagnino-, mientras que el icónico slasher fue abordado una y otra vez hacia dentro y afuera, al desarrollo de la propia franquicia y como influencia indudable de todo el terror que lo prosiguió. La serie cinematográfica centrada en Michael Myers y la masacre de Haddonfield cuenta con 11 películas -dos de las cuales son una remake y una secuela a aquella-, e inevitablemente se ha vuelto confusa, enredándose en su cronología y con rumbo errático. El tiempo abrió la posibilidad de que se la encauce con una apropiada secuela a la original, a la que homenajea a la vez que actualiza, una que se consigue por el simple hecho de ignorar todo lo que se hizo después de la de 1978, más allá de que se lo tenga presente.