El mal inexplicable
Después de incontables secuelas, spin-offs y una fallida remake a cargo de Rob Zombie, finalmente la saga de Halloween, madre de todas las películas de terror slasher, tiene en esta versión 2018 una digna compañía del clásico dirigido por el maestro John Carpenter allá por 1978. Cuarenta años pasaron desde que Michael Myers, el ya icónico asesino de máscara blanca y cuchillo, sembrara el terror en el pequeño pueblo de Haddonfield en plena noche de brujas, y esta versión, si bien no deja de ser un claro homenaje al film original con un argumento similar y hasta algunos planos calcados, tiene a la vez varias ideas de puesta en escena interesantes y una lectura del género muy acorde a los tiempos actuales.
A cargo de David Gordon Green (director proveniente del cine independiente y con grandes películas como All The Real Girls y Pineapple Express), esta nueva Halloween busca revertir los roles del asesino y del perseguido típicos del slasher. Es cierto que los componentes básicos aparecen intactos, con la figura gigantesca de Myers asesinando sin remordimiento a cuanta víctima se encuentre en su camino (la mayoría jóvenes adolescentes en pleno éxtasis hormonal), pero el guion de Green y del comediante Danny McBride logra jugar con los caracteres impuestos de víctima y de asesino, convirtiendo esta vez a quien fuera la única sobreviviente del raid sangriento de Myers (la Laurie Strode de Jamie Lee Curtis) en una sobreviviente obsesionada con tener un último encuentro con ese ser que encarna al mal en su estado más puro. Porque otra virtud de la nueva Halloween es dejar de lado todo tipo de explicación psicológica acerca de qué es lo que motiva a Myers a matar, y convertirlo en un depredador movido solo por el deseo de acechar a su presa.
Ya los títulos de inicio, que retoman los del film original pero muestran en reversa cómo la calabaza derretida vuelve a formarse, son una declaración de principios: en tiempos actuales de empoderamiento de las mujeres, serán ellas las que cambien el paradigma que por mucho tiempo rigió en el cine de terror sobre su papel como meras figuras decorativas a la espera de ser perseguidas por el asesino de turno. Aquí no solo Laurie, sino su hija y su nieta aparecen como personajes fuertes y llenos de matices. En esos detalles, o en escenas que figuran como inversiones ingeniosas de ciertos clichés del slasher, es que la nueva Halloween logra imponerse por méritos propios sin transformarse nunca en una simple carta de amor al film de Carpenter. Asesinos como Myers podrán volver más fuertes y violentos que nunca, pero del otro lado ya no los esperan chicas indefensas sino auténticas guerreras de armas tomar.