La historia del fundador de McDonalds parece una prolija biopic de manual, entretenida y con un protagonista perfecto, Michael Keaton. Pero resulta más que eso: un implacable, y apasionante, retrato del lado oscuro del american dream. Como una radiografía del emprendedor, Keaton imprime una energía infatigable a su Ray Croc, el vendedor de batidoras que sueña en grande cada vez que reconoce una buena idea. En el original, la película dirigida por John Lee Hankock -que viene de dirigir otro film sobre un Gran Americano, Walt Disney-, se llama The Founder, el fundador. Ustedes podrán intuir, entonces, que Hambre de poder es también un retrato del capitalismo salvaje en primera persona. Eso sí: con las hamburguesas no se metan.