El problema de situar a esta producción sólo como un buen exponente del cine de acción, o el Thriller, es de estar pecando de un reduccionismo en su análisis, a mi entender entre patético y peligroso.
Esto se da por la intención de hacer circular la historia por dos vertientes, la primera ya mencionada, un filme que se encuadra desde mucho lugares como del género de acción, y la otra que muestra una clara tendencia hacia el drama y, si me apuran, hasta lo cierro en tragedia.
Considerándolo a partir de este ángulo de lectura del texto se podría empezar diciendo que desde un principio, o sea desde el guión, se establece, se instala, en las antípodas de “Con Las Mejores Intenciones” (1992), el filme de Billie August, pero en este caso el autor del guión era el mismísimo Ingmar Bergman (que no tiene nada que ver ni era pariente del candidato a primer legislador por el PRO en la ciudad de Buenos Aires, no confundir), ya que en esa muy buena realización sueca, drama al fin, narraba la educación de un niño en el más férreo sistema educativo, que es el del fanatismo religioso, el hecho es que esos padres consideraban estar llevando al hijo por una vida de altruismo, bondad y misericordia, de ahí a obtener buenos resultados, hay distancia, y si no vean esa obra de Bergman..
Volviendo al filme que nos convoca, diría que es importante hacer, aunque más no sea, una pequeña referencia a su parte inicial. Un ex agente de la CIA, ¿desertor? ¿traidor? ¿excomulgado? Erik Heller (Eric Bana) ha decidido ya hace mucho ocultarse con su hija Hanna (Saoirse Ronan) en los perdidos bosques al norte de Finlandia para criarla. Este ocultamiento parecía estar justificado, pero en realidad esta crianza estaba infectada por el deseo de venganza por el asesinato de la madre de ella. La niña tenia en ese entonces sólo 2 años, ahora ya tiene 16 años. Su padre la educó, si es que eso que hizo se puede llamar educación, con el único fin de que sea ella quien ejecute la venganza. ¿Alguien podría decir ahora que al Erik éste lo echaron de la CIA por miedoso?
Ella cree que ya esta preparada para salir al mundo, su padre le aclara que la responsable de su orfandad materna se llama Marissa (nótese las SS del nombre) Wiegler (Cate Blanchet), quien era la jefa de Eric en el momento de la muerte.
El padre ante la insistencia de Hanna, cómo cualquier adolescente, de querer salir a conocer ese mundo, le aclara que en cuanto lo haga debe estar dispuesta a enfrentarse a la malvada Marissa, quien él cree estar seguro la sigue buscando para matarla.
Al contrario de como dice la canción:
“…Todos, todos nacimos Ángeles,
Nada en el reloj de la culpabilidad
Todo en el reloj de la inocencia….”
Hanna es presentada con cara angelical, pero que no titubea en matar con una flecha a un gran ciervo y luego desollarlo, no presenta ningún rasgo de temor ni de excitación al hacerlo, con sus grandes ojos celestes que parecen glaciares, de la misma manera que una niña de su edad podría estar probándose un conjunto de ropa escolar.
Luego la “trama” nos ira dando las razones por las que Marissa sigue buscando a Erik y a Hanna con la firme intención de matarlos a ambos. Sólo les adelanto que tiene relación directa a la cada vez más “posible” manipulación genética de los humanos.
Si ponemos todos estos pruritos ideológicos nos quedamos en la vertiente dramática y lo intentamos unir a una cuestión de verosimilitud. El filme como tal se desbarranca irremisiblemente pero, como queda dicho al principio, esta es a primera vista una producción enrolada en el género de acción. En este sentido cumple con las expectativas, sobre todo al diseño de montaje, la espectacularidad de las escenas de persecuciones, que son muchas y muy buenas. Especialmente el largo plano secuencia dentro de los subterráneos.
No estamos frente a una obra ni por asomo original. Tiene en su columna del debe mucho que agradecerle principalmente, ya desde la idea, a “Nikita” (1990), esa joya del Luc Besson, el mismo responsable de “El Perfecto Asesino” (1994), de la que también se puede observar algunos “homenajes”.
A ese gran trabajo de montaje se le debe agregar, en principio, las muy buenas actuaciones de Eric Bana, Saoirse Ronan y, principalmente, la extraordinaria performance de Cate Blanchet, quien vuelve a justificar el por qué es una de las actrices más cotizadas del momento y de su alta estima no sólo en Hollywood.
Otro elemento importante, uno de sus puntos mas altos posiblemente, como para ir dando consistencia al relato, es la banda de sonido, no sólo la muy acertada música incidental a cargo de Chemical Brothers, sino también la diegetica, esa de la cual vemos de donde proviene, ya sea un cuadro musical integro, con bailaores y todo, de música flamenca, por un lado, y también vemos como uno de los personajes nos / le hace escuchar a Hanna, “Cuadros de una Exposición” de Modesto Mussorgsky. Créame que no son casuales, ni ingenuas, estas inclusiones: la música flamenca es muy sanguínea y su baile netamente terrenal, y la composición clásica es todo calor/amor humano. Asimismo, acompañando más que sustentando el producto, en orden de meritos, podemos destacar el trabajo de fotografía.
Podría haber sido una muy buena realización, pero no se decide por el drama o la acción y eso le resta eficacia; podría haber sido un buen filme de acción, lastima la bajada de línea discursiva y eso lo hace hasta peligroso.