Hanna

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

A Joe Wright le debemos dos buenos films (“Orgullo y prejuicio”, “Expiación”) y uno, peor que malo, mediocre (“El solista”). Aquellas eran películas dinámicas, basadas sobre todo en los personajes. Hanna también, aunque se trata de un thriller de acción sobre una niña (excelente Saoirse Ronan) entrenada desde su nacimiento por su padre (Eric Bana) para ser una perfecta asesina. Una misión que involucra a la villana del film (Cate Blanchett), y el encuentro fortuito de la niña con la vida de familia conforman el bastidor donde se teje este tapiz –más bien un patchwork– de varios géneros, desde el cuento de hadas hasta el suspenso. Pero lo más importante de la película, lo que realmente nos atrae más allá de las secuencias de acción que mantienen la atención física en vilo, es el misterio que rodea a la protagonista, no como pieza de la trama sino como persona. Como si los cuentos fantásticos que suelen ser la base para el cine de alto presupuesto se dieran vuelta como un guante, aquí se trata de personajes de fantasía que, de pronto, se cruzan con la realidad, con la rutina, con lo cotidiano, y –como si fuera el otro mundo siempre anhelado– tratan de comprenderlo y asirlo. El gran acierto de Wright es comprender esta idea de distancia entre dos mundos y establecer un puente mientras respeta a rajatabla los lugares comunes del género. Un film que, utilizando la coartada del gran espectáculo, apuesta –y acierta en la mayoría de los casos– al corazón humano que late en cualquier historia.