La inocencia perdida en el país de las peores pesadillas
El director Joe Wright volvió a dar muestras de su intrincada imaginación en “Hanna”, y lo mejor es que lo hizo con una película en el extremo opuesto de sus trabajos anteriores. El cineasta inglés, que sorprendió desde su opera prima, “Orgullo y prejuicio”, y confirmó las muestras de talento en “Expiación, deseo y pecado”, lo hace ahora con una película que no tiene nada que ver con novelas adaptadas.
En el caso de “Hanna” se metió con ímpetu por la puerta trasera de las buenas maneras y los corsés de época en los que parecía sentirse cómodo. La protagonista vuelve a ser la enorme actriz adolescente Saoirse Ronan que encarnó a la nena que arruina la historia de los enamorados en la adaptación de la novela de Ian McEwan. “Hanna” está muy cerca de un arriesgado cruce entre la acción, el suspenso, las películas de espías, la ciencia ficción y sobre todo una relectura arriesgada de los cuentos de hadas de Lewis Carrol y los hermanos Grimm. Tanta fusión por momentos abruma, pero a pesar de todo Wright sale indemne.
El mérito es de Saoirse Ronan. Si en “Expiación...” tenía el tono de una nena arrogante y en “Desde mi cielo” fue la imagen de la inocencia y la vulnerabilidad, en este caso da un salto al vacío y compone a una adolescente educada para ser una máquina de matar, tarea que estuvo a cargo de su padre Erik, interpretado por Eric Bana. Cómo hace una adolescente, de cara lánguida y con pocas pero contundentes líneas de guión para casi eclipsar a una magnífica Cate Blanchett y pasar por encima al experimentado Eric Bana, es otro de las sorpresas que depara el filme.
Hanna sale del bosque donde creció para cumplir su destino. Cuando se siente lista va al encuentro de Marissa, el personaje de Blanchett, una agente secreta y ex compañera de Erik, quien después de una operación fallida está viviendo con su hija en un bosque cercano al Polo, el lugar más solitario del planeta.
“Hanna” recrea los climas ominosos de los cuentos de hadas y tiene su bruja malvada, su casita de los horrores, un túnel por donde caer a un mundo desconocido y cruel. Que el director haya puesto a una adolescente en ese lugar tiene coherencia con sus películas anteriores. Como en este caso, eas películas cuentan un relato de iniciación, pero también hablan de la inocencia, aunque Hanna desconozca qué significa esa palabra.