La asesina imperfecta
"Hanna" fue un proyecto bastante demorado por los grandes estudios, que lo tenían en carpeta desde el 2006 cuando Seth Lochhead pensó la historia original. En ese momento, era uno de los libros más codiciados por la industria. Tiempo más tarde, la producción lo contactó con Danny Boyle ("Slumdog millionaire") para que se integraran como equipo, pero por problemas de agenda, el prestigioso británico se bajó dejando el tema inconcluso y demorando el desarrollo de la preproducción. Fue entonces cuando quienes tenían el guión contactaron a otro inglés, el prestigioso Joe Wright (de quien conocieramos las maravillosas "Atonement" y "Pride & Prejudice") para ofrecerles el film. La cuestión es que Lochhead reescribió la trama junto a David Farr y juntos llevaron su trabajo a Wright, quien en apariencia, se enamoró de lo que leyó. Claro, "Hanna" es un thriller clásico, en cierta manera, pero tenía un potencial interesante: se podía enriquecer la historia principal combinándola con un drama espiralado lacerante, de manera de presentarlo en forma orginal .
Ese era el desafío, y a la luz de los resultados, debo reconocer que esperaba mucho más de "Hanna", película que arranca como para alquilar balcones pero que promediando la proyección se desinfla estrepitosamente para terminar siendo un producto apenas correcto, producto de su indefinición e inadecuada extensión, que deslucen muchas de sus virtudes técnicas.
Hanna (Saorise Ronan, quien ya trabajara con Wright en "Expiación, deseo y pecado", antes nombrada) vive en el Polo Norte con su padre, Erik (Eric -con "c" - Bana, a quien ya sabemos cada día más taquillero). Están aislados, cazan y entrenan en ese clima árido, totalmente incomunicados y dedicados a sostener extraños intercambios en forma de mensajes memorísticos. Erik es un ex-agente de la CIA y observa como Hanna ha crecido y el momento de llevar a cabo una importante tarea ha llegado. Hanna siente que tiene edad suficiente para salir al mundo, por lo que al cabo de algunos intercambios logra obtener el permiso para hacerse visible. Por qué esto? Tan pronto Erik encienda un transmisor, todos sabrán cuál es su paradero y sus ex compañeros vendrán a buscarlos. Padre e hija esconden un secreto muy importante (el que se irá develando recién en la segunda hora) por lo que su seguridad estará amenazada en forma permanente de ahí en más. Hanna será capturada por los agentes y llevada a un edificio de máxima seguridad para su estudio....Allí, la joven rubia buscará a una mujer especial: Marissa Wiegler (Cate Blanchett, de lo mejor del film), de quien se tiene que vengar, vaya a saber uno porqué.
La extraña adolescente logrará fugarse y de ahí en más, seremos testigo de una persecusión larga y compleja que maneja sus propios tiempos y que no logra mantener la tensión a lo largo de su extensión. Si bien es cierto que hay dos o tres escenas de peleas y huídas musicalizadas magistralmente por Chemical Brothers, el resto del tiempo Hanna tratará de adaptarse a la vida común, lejos del escondite, prestando atención a un mundo nuevo y tratando de sobrevivir en él. Ahí es donde encontramos las mayores flaquezas del guión: se detiene demasiado para caracterizar esos momentos y de a ratos, coquetea con secuencias que recuerdan a esas series para adolescentes que conocemos tanto y no nos gustan... En su intento de dar credibilidad a la historia, se elige profundizar en el conflicto de adaptación de la joven a un unvierso cambiante y feroz (más siendo adolescente!) y en esas escenas, la intensidad cae tanto que comenzamos a mirar el reloj...
Indudablemente la idea era salirse del formato de película de acción trepidante (al estilo "Bourne") y enriquecerla con una exhaustiva descripción de los conflictos internos de Hanna pero algo sucede ya que los diálogos entre Hanna y quienes serán sus amigos en esta travesía (una familia americana de vacaciones) terminan por hacer naufragar la profunidad del film (son esquemáticos y ralentizan más que interesar). Es ahí donde esa oscilación entre los dos conceptos sobre los que gira el film (la adaptación al mundo real y la dura lucha por entender su identidad) se desbalancea y la película termina por ofrecer más altibajos de los deseables. Las secuencias de acción están bien hechas pero son pocas para un film de este tipo, elemento que tampoco capitaliza el director a la hora de dar fisonomía final a su labor.
Es cierto que Saorise Ronan hace lo suyo con prolijidad, pero su historia no termina por atraer ya que la dualidad natural de su personaje (inocencia y frialdad) languidece en largas secuencias donde pasa poco y todo se remite a acompañar a Hanna en su mirada curiosa de un mundo que desconoce. Es una pena que el sobrio trabajo de Cate Blanchett (elegante y mortal por partes iguales) tampoco alcance para redondear un buen producto.
En definitiva, "Hanna" es un thriller discreto que parece ser un resbalón en la ascendente carrera de Joe Wright. Quizás le siente mejor volver al tipo de relatos que lo hizo famoso (los de época). No es que sea una mala pelicula, pero no es lo que promete (y ciertamente el trailer lo disfraza muy bien) y da la impresión de que su paso por cartelera será sin pena ni gloria.