Filosóficamente hablando.
Si abrimos la enciclopedia encontraremos el nombre de esta mujer nacida en 1906 en Hanover, acompañado de un montón de títulos importantes que la convirtieron en una de las pensadoras más influyentes del Siglo XX. Estudió filosofía y teología y fue durante su juventud, alumna y pareja de Martin Heidegger. Escapó de Alemania durante la II Guerra y se refugió en Estados Unidos, en donde permaneció varios años indocumentada. Tanto Barbara Sukowa, la actriz protagonista, como Margarethe von Trotta, directora del film, son dos referentes del cine alemán absolutamente respetados.
La película aborda el período en que comenzaron los juicios a los criminales de guerra en Nuremberg, específicamente el caso de Adolf Eichmann. Hannah Arendt viajó a Jerusalén para recolectar la información necesaria y escribir un relato acerca de este juicio. La postura que adquirió la autora fue polémica y generó una respuesta mayormente negativa por parte del público, y sus mismos colegas. El artículo se publicó por partes en ‘The New Yorker’, y en el mientras tanto, Hannah sufrió en carne propia la presencia de varios fantasmas vinculados a su pasado, además de los constantes ataques hacia los ideales políticos planteados en esas páginas.
La película conserva un ritmo que rara vez aburre, gracias a las buenas actuaciones de todos sus representantes y a los elocuentes diálogos que se desarrollan. Tengamos en cuenta que los temas son muy profundos y no existe lugar para la especulación.
Se disfruta mucho de la relación que mantenía Hannah con su marido, en el departamento que compartían en Nueva York. También se aprecian los discursos que daba en la universidad, a los cuales asistían fervientes seguidores de sus ideales. Contaba con muchos amigos fieles, que sí se mantuvieron a su lado, aun cuando ella debió retirarse a las afueras de la ciudad para descansar de las críticas hacia su trabajo. Otro personaje muy interesante en la historia, es el de su secretaria, una muchacha muy joven que convivió en su entorno laboral colaborando en la organización de Hannah y sus escritos. De todas maneras, fue una persona muy inteligente que no necesitó respaldo alguno a la hora de sentarse a escribir. Sus investigaciones eran estrictamente mentadas, y no existió la palabra improvisación en su diccionario.
La comunidad alemana que se presenta en el film desviste una capacidad intelectual impecable, digna de un entorno particular y característico del momento. Lo cierto es que los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial constituyeron un legado imprescindible a la hora de hablar de historia y de hacer análisis de contextos sociales y políticos (lamentablemente). Las reflexiones que generó el eco bélico fueron líderes por supremacía en nuestra era, y por tanto es imposible ser ajeno al proceso de razonamiento vinculado a la postura que tantas personas asumieron durante el enfrentamiento, y después de este.
Se solicita la presencia de la señora paciencia y el señor análisis, para un mejor disfrute de la película.