Cuento de hadas sangriento
El resurgimiento de clásicos cuentos de hadas reversionados en formatos más adultos -y en algunos casos violentos- es una de las modas más misteriosas de los últimos años. Pero está entre nosotros y hay que convivir con ella. El año pasado fueron dos películas sobre Blancanieves (Espejito, espejito y Blancanieves y el cazador), una que fue directo a DVD sobre la Bella y la Bestia (El corazón de la bestia), a lo que hay que sumarle películas sobre Caperucita Roja (La chica de la capa roja), la inminente Jack the Giant Slayery hasta, en otro sentido pero estilísticamente comparable, ese “mix & match” titulado Abraham Lincoln: cazador de vampiros.
Aquí la fábula en cuestión es la de Hansel y Gretel, y su profesión cinematográfica es la de Cazadores de Brujas. Manteniendo el comienzo de la historia de los hermanos Grimm -los hermanos abandonados por sus padres queterminan en una casa hecha de dulces en la que una vieja bruja se los quiere comer-, la película los retoma ya adultos cuando se dedican a recorrer los bosques cazando violentamente a estas mujeres peligrosas y salvajes.
Más cerca de Van Helsing que de cualquiera de las películas anteriormente citadas, este extraño artefacto dirigido por el cineasta noruego Tommy Wirkola es breve y conciso, aunque no se sabe bien si ese fue el deseo original o el producto fue muy cortado en montaje, ya que la historia parece pasar de una escena de acción a otra casi sin tiempo para nada más.
Tampoco hay mucho más que eso: Hansel (Jeremy Renner, sobrando la película todo el tiempo) y la británica Gemma Arterton (versión 2.0 de Kate Beckinsale) portan enormes armas retrofuturistas con las que aniquilan brujas de todo tipo pero, claro, cuidando cierta corrección política tambiénle dan espacio a brujas buenas y terminan entendiendo que la revancha por la revancha misma no siempre es una buena idea.
Famke Janssen encarna a la Bruja más poderosa, liderando a un séquito que parece escapado de un videoclip de Marilyn Manson, y es ella la que guarda un secreto familiar de los hermanitos. Hay lugar para un troll llamado Edward que no sólo es una combinación del monstruo de Frankenstein, una criatura que se quedó afuera del casting de alguna película de Peter Jackson y nuestro viejo amigo “Manos de Tijera”: la clásica bestia buena y leal que nadie quiere por su torpeza, brutalidad y aspecto.
Así, mientras Renner hace bromas sin gracia alguna (“no me jodas”, nos dice cuando termina teniendo que volver a pelear en la casa de dulces en la que fue torturado de chico y Arterton repite la frase 10 segundos después por si no se entendió) y ambos convierten brujas en manchas de sangre (la película es bastante violenta, pero de tan exagerada se vuelve inocua), Hansel & Gretel: Cazadores de brujas 3D pasa, por suerte, con una velocidad tal que no permite que uno se fastidie del todo. Es un producto de acción de clase B para un público adolescente o de veintipico (es sólo apta para mayores de 16 años) que sigue perturbado por los libros troquelados que le leían de niño. El resto, abstenerse.