El lector quizás no lo sepa, pero en la década de los años 80, Tim Burton realizó una versión del tradicional cuento de los nenes perdidos con actores japoneses y peleas de kung-fu. Un poco detrás de esa idea, aparece este film que es una pequeña sorpresa. Hansel y Gretel tienen la particularidad de ser inmunes a los encantamientos de las brujas y utilizan esa característica para cazar y matar a cuanta se les cruce por un precio. El arsenal es fantástico y va del arco y la flecha a la ametralladora. ¿Humor? Claro que es una versión humorística, pero es también un cuento de terror (hay mucha sangre, como corresponde) y no escapa siquiera al sexo. Sin embargo, en medio de tal disparate veloz -el film parece durar diez minutos, sin tiempos muertos; siempre va al punto sin digresiones inútiles- aparece un tema (el amor) declinado en amor de pareja, fraternal, familiar y amistoso. Aunque quizás Gemma Atherton no está a la altura de la “dureza” que requiere su Gretel, Jeremy Renner comprende el juego perfectamente bien y crea un Hansel con mucho de western. Lo mejor del film es que ese disparate lleno de chistes de segundo grado que amenaza apropiarse de la pantalla en los primeros minutos (el reflejo “Scary Movie”, digamos) cambia por la comedia de acción y aventuras que no se burla ni de sus personajes ni de su mundo. Pequeña sorpresa.