Digamos que Hansel & Gretel: Witch Hunters no llega en el mejor momento: ya hemos tenido a varias figuras históricas o de fábulas transportadas a escenarios más oscuros y de resultados dispares como Red Riding Hood, las dos versiones de Blancanieves y Abraham Lincoln: Vampire Hunter, entre otras. ¿Qué cambia entonces con esta propuesta? Nada, son los mismos elementos combinados de manera similar pero con una cuota de diversión sangrienta que no pide permiso para elevar la cota de humor negro por las nubes.
El noruego Tommy Wirkola no es ajeno a las historias descabelladas. El director de Dead Snow, una brutal y tóxica película de zombies nazis en la nieve, pegó el gran salto a Hollywood con esta versión steampunk de los adorables hermanos pasados de azúcar que nada tienen de dulces. Convertidos en imparables asesinos a sueldo, se verán contra su mayor desafío al enfrentarse a un aquelarre entero de brujas que intenta frenarles el paso de una vez por todas. Hansel & Gretel: Witch Hunters no es una película exigente ni mucho menos; toma inspiración de varias otras con cazadores famosos y criaturas sanguinarias, pero nunca intenta ser otra cosa, ni disfrazar sus intenciones.
Wirkola se nota que se divierte muchísimo filmando escenas de acción bien coreografiadas y no exentas de golpes y disparos a quemarropa tanto para los enemigos como los protagonistas, que más de una vez terminan gateando en el suelo. Acá la dupla protagónica de Jeremy Renner y Gemma Arterton, si bien no tienen mucha conexión entre sí como hermanos, cumplen con su papel de vigilantes armados a la perfección, ella quizás más que él, que sigue en plan serio pero no aporta mucho carisma a su personaje. Por el lado de los villanos, Famke Janssen se despacha con soltura a una bruja sexy y malévola sin perder el hilo de la propuesta, mientras que la línea secundaria del sheriff de Peter Stormare se siente apurada y sin sentido.
Quizás el 3D se vea forzado y distraiga bastante en las escenas de acción, pero la simple historia que tiene un par de vueltas en el camino no se vuelve pesada en ningún momento y se hace bien ligera. El mismo guión de Wirkola no se presta a ser un relato serio, sino que es consciente del producto que es y así el film es un festival en su propia ley. Hansel & Gretel es una violento y sangriento film con toques de terror -muy pocos, a decir verdad- que compone una buena opción de entretenimiento salvaje y desconsiderado. Quizás llegue tarde, pero nunca está de más un producto divertido y con bastante mala leche.