Cuentos a la moda
Adaptación truculenta de la historia de los hermanitos perdidos en el bosque.
La onda viene siendo adaptar cuentos de hadas, pero en versión adulta. Aunque viendo los resultados de Espejito, espejito y Blancanieves y el cazador, sobre la princesita y los enanitos, y esta truculenta traslación de los hermanitos abandonados por sus papis en el bosque, más que adulta es una versión adolescente.
Producida por MTV, aquí Hansel y Gretel comienzan igual que en el cuentito -por lo del abandono-, pero uno intuye que mamá y papá no los dejan porque no tenían con qué alimentarlos sino por otro motivo. Ya llegará el momento de la explicación en el filme. Mientras, los niños ingresan a la casa de dulces y allí una bruja más fea que verborrágica los tortura, hasta que ellos se liberan y la matan, quemándola viva.
Sin que nadie diga chicos, no hagan esto en sus casas, ni que no hay que aceptar dulces de extraños, Hansel y Gretel crecen y con los cuerpos de Jeremy Renner ( Vivir al límite) y Gemma Arterton se convierten en cazarrecompensas -copyright para Quentin Tarantino y su inminente Django sin cadenas- cazando brujas y recuperandos niños raptados.
Las brujas son realmente tremebundas, comandadas por Muriel, a quien Famke Janssen interpreta con maquillaje (horrenda) y sin (bella), se sabe que se viene una de apilar cadáveres, destrozando, quemando, clavando, explotando y cualquier verbo de primera declinación que lleve a la muerte de estas hechiceras que -dicen- “vuelan de noche y hacen pacto con el diablo”.
Al noruego Tommy Wirkola hay que agradecerle que ruede las secuencias de acción con premura, luego utilice un montaje ríspido y que salte de una escena a otra casi sin mediar puente. De hecho, la película -que dura 88 minutos con créditos finales y todo- es una suma de esas escenas más que una historia con desarrollo.
Está el sheriff presuntamente malo (Peter Stormare, que hace de villano esta semana en El último desafío), un troll de animación digital que ayuda a las brujas, pero que en el fondo tiene buen corazón, brujas perversas y alguna buena. Y Hansel dispara un arma ultra moderna mientras Gretel, pantalón de cuero negro ajustadísimo, descarga una ballesta a repetición, ayudados por un “fan”. Y de las brujas no dejan ni miguitas.
Igual, hay que reconocer algo: el hecho de que el zurdo Hansel se haya vuelto diabético de tanto comer dulces, es síntoma de haber parado y meditado un segundo. Lástima que no pensaron más.