LA CASA DEL BOSQUE
Estrenada en el BAFICI 2009, Hansel y Gretel es una de esas películas que explican la importancia de un festival. No se trata de una título difícil para el espectador, ni árido en ninguna forma, pero la pobre distribución del cine comercial hace que esta clase de títulos sólo halle refugio en el marco de un evento independiente.
La publicación, en el año 1976, del libro de Bruno Bettelheim, Psicoanálisis de los cuentos de hadas, cambió para siempre la mirada sobre los relatos infantiles más famosos. Sin ser el primero, aunque sí el más reconocido, el autor revela el verdadero significado de los cuentos de hadas y su importancia en la formación de los niños. El cine, a su vez, descubre las infinitas posibilidades que estas metáforas poseen para el lenguaje audiovisual. Cineastas como George Lucas, Neil Jordan o Terri Gilliam empezaron a aprovechar este nuevo abordaje para sus films, aunque no fueron los únicos. En la actualidad, directores y guionistas de todas partes abrevan en las mismas fuentes. Tal es el caso de Hansel y Gretel (2007), película coreana dirigida por Yim Pil-sung. Delatando la influencia de los cuentos de hadas en el cine de terror, el protagonista tiene un accidente en un camino sinuoso y termina en una casa en medio del bosque, donde una amable pero inquietante familia lo recibe. Eso, claro, es sólo el comienzo de una pesadilla y no es necesario aquí explicar más. La autoconciencia post Bettelheim hace que las películas que se basaban en cuentos que exploraban los temores infantiles se conviertan casi siempre en la confirmación de dichos temores. Así, en los últimos años, películas como Inteligencia artificial, de Steven Spielberg, El laberinto del fauno, de Guillermo Del Toro, El orfanato de J.A. Bayona, Los otros de Alejandro Amenábar, han sido de los mejores ejemplos de estos cuentos de hadas devenidos en films para adultos. Una ecuación que en Hansel y Gretel funciona y sorprende escena tras escena. Por un lado sostiene el origen siniestro que el cuento tuvo en el medioevo así como también la mirada más "psicológica" que los Hermanos Grimm le dieron en el siglo XIX. Pero como es común en el cine coreano contemporáneo, la película posee muchas más influencias -Tim Burton, por ejemplo, además de la asociación con lo ya mencionado- al mismo tiempo que descubre su propio imaginario visual y estilo. La película no está tampoco exenta de cierta emoción, producto de las revelaciones que surgen a lo largo de la trama y que hacen de Hansel y Gretel un film complejo e inteligente, como un verdadero cuento de hadas.