Cuidemos el planeta
Luego de la exitosa primera parte de Happy Feet que fuera ganadora del Oscar a Mejor película animada del 2006, llega su secuela.
El filme muestra a Mumble y Gloria, quienes disfrutan el canto y el baile al lado del resto de todos los demás pingüinos emperador, a excepción de uno: su hijo Erik quien no sabe bailar. Sin embargo, éste es el menor de los problemas para las aves, pues una serie de deshielos harán que la comunidad quede aprisionada dentro de su territorio, por lo que Mumble deberá buscar ayuda de pueblos vecinos para evitar que su familia y amigos mueran de hambre.
Técnicamente, el filme ostenta una excelente animación, que incluso supera al filme original, ya que (como se verá en El Gato con Botas) los movimientos de los pingüinos y el resto de los animales son sumamente naturales. También son de destacar los escenarios y las secuencias que se desarrollan bajo el agua.
Con una base argumental similar a la primera producción, la historia resulta simple y el detalle de cuidado ecológico pasa bastante de largo (el problema del deshielo), no creando una conciencia fuerte (al menos en los niños).
Los personajes de la anterior, en esta secuela, van quedando de lado y surgen otros como Sven, una misteriosa ave predicadora con un oscuro pasado, la cual podría ser la única esperanza de los pingüinos. Por su parte, el pequeño Erik cautivará al público por su ternura y sus sueños, y con un final que seguramente será recordado por un singular momento: el musical que protagoniza. Con música y coreografías divertidas la película está preparada para cautivar a un público pequeño y entretener a quienes los acompañen, logrando así su cometido.