Felices juntos
Las aventuras de estos simpáticos pingüinos con “pies felices” continúan en esta secuela para entretener a los más chicos y seguir demostrando que el ritmo y la alegría pingüina están a flor de piel. Entre el góspel y el rap, las escenas de música y baile logran una magia especial. Se suma a esto una calidad visual impecable, indudablemente mejorada con el 3D, que atrae tanto a chicos como a grandes.
Esta vez es el pequeño Erik (Ava Acres), hijo de Mumble (Elijah Wood) y Gloria (Pink), quien apenado y avergonzado por su incapacidad para bailar como lo hacen sus pares decide abandonar al grupo junto a sus dos primos. Su padre es quien sale a buscarlo, pero al regresar a sus tierras con los niños encuentra a los pingüinos emperadores atrapados por un iceberg gigante. Mumble deberá buscar ayuda para que puedan sobrevivir y salir de allí, si bien la tarea no se perfila como posible frente a semejante desastre natural.
Hay una historia paralela a la de los pingüinos: la de dos camarones, o krills, Will (Brad Pitt) y Bill (Matt Damon), que deciden apartarse de su grupo por las dudas existenciales de Will, a quien ya no lo conforma su mundo y desea “avanzar en la cadena alimenticia”. Esta inclusión diversifica un poco la película con algo de humor y le agrega otra posibilidad visual al 3D, si bien estos personajes nunca se integran a la historia principal y aparece más como un relleno para darle color (literalmente) al film.
Como si de un documental se tratase, la idea de grupo como un todo funcional para que la supervivencia sea posible es una característica del film que vale la pena mencionar, ya que más de una vez los problemas se resuelven de ese modo. En este film la danza funciona en este sentido: como un momento de comunión casi ritual. Estas escenas logran cautivar por su calidad musical y coreográfica y hacen honor al nombre de la película. Como era esperable, la banda sonora en general está excelentemente cuidada y es lo que hace distinguir al film de otras animaciones actuales.
En cuanto a la historia, Happy Feet 2: El pingüino (Happy Feet two, 2011) apuesta a realzar los valores familiares, los de la amistad, y también colocar al amor como el gran motor. Se puede pensar que en una historia infantil como esta, en donde la subsistencia es el objetivo principal de los animales, es interesante transmitir a los niños que tanto la solidaridad como el cuidado del medio ambiente pueden hacer un gran cambio. Pero muchas el intento por dejar mensajes está demasiado presentes y aburre. Esta elección determina que el entretenimiento como fin en sí mismo ceda en pos de mantener el espíritu didáctico, lo cual no siempre resulta una ganancia interesante en un film infantil.