La segunda ley del deseo
Si bien no quedan muy claras las intenciones detrás de esta co producción entre Brasil y Argentina, protagonizada por Pablo Echarri junto a la brasileña Leticia Sabatella y Luciano Cáceres, Happy Hour pretende abarcar mucho pero dice muy poco.
Dar rienda suelta al deseo para evitar el engaño es uno de los propósitos de Horacio (Pablo Echarri), llegado a la tierra del Pan de Azúcar para encontrar mejor destino de escritor. Sin poder conseguirlo, la vida de pareja y la rutina de sus clases disparan en él la atracción por una de sus jóvenes alumnas. En paralelo, un hecho fortuito fiel a la idea de estar en el lugar menos indicado y en el momento menos indicado lo convierte en un abrir y cerrar de ojos en un héroe nacional, pues un ladrón hombre araña cae en su auto, queda herido y es atrapado.
Sin embargo, la pareja de Horacio (Leticia Sabatella) tiene aspiraciones políticas y en la “rosca” partidaria con el enemigo debe aparentar lo que no es, incluso mantener estabilidad en su relación con Horacio cuando el escritor devenido profesor le expresa abiertamente la necesidad de acostarse con otras mujeres tras quince años de fidelidad matrimonial, y bajo el argumento que decir la verdad es mejor que la traición.
Así las cosas, una mini crisis existencial atraviesa el errático derrotero del protagonista, quien comienza a verse jaqueado a partir de la llegada de otro argentino (Luciano Cáceres), cuyas intenciones más allá de su carisma arrollador no quedan demasiado claras cuando se trata de mujeres y mucho más de la pareja de Horacio.
La película del realizador Eduardo Albergaria pierde sentido una vez que traspasa la barrera de la primera mitad con evidente escasez de ideas, a pesar de la correcta actuación del elenco. Es sumamente larga en relación a lo que quiere contar, arbitraria para forzar situaciones.