First person shooter
Filmada con una cámara GoPro, Hardcore: Misión extrema (Hardcore Henry, 2015) se presenta como una película de acción que transcurre íntegramente en primera persona, desde la perspectiva del protagonista. El resultado es una intensa experiencia similar a la de un videojuego FPS (First Person Shooter) pero sin la amenaza de un Game Over.
Esta es una película de acción con una graduación del 95%, colmada de una ultra-violencia que sería intolerable si no fuera por la sensibilidad pícara e irreverente (y algo infantil) que lleva la hipérbole violenta a un plano caricaturesco. Uno de sus chistes recurrentes son las numerosas muertes que sufre el personaje Jimmy (Sharlto Copley); una es más contundente que la otra, pero continúa reapareciendo misteriosamente como si nada.
En tono la película se parece a Matar o morir (Shoot ‘Em Up, 2007) y Se busca (Wanted, 2008), cuyo director – Timur Bekmambetov – sirve de productor en Hardcore: Misión extrema. Lo que no tiene la película que sí tenían estas otras es un protagónico fuerte: alguien que no solo proyecte carisma y vulnerabilidad sino que sirva de una especie de cable a tierra entre el alocado mundo de la película y la audiencia.
Henry no tiene rostro, voz o personalidad, ni recibe mucha más caracterización que su nombre. Interpretado por unos diez dobles de riesgo – incluyendo el propio director de la película, Ilya Naishuller – Henry es un punto de vista, un espacio en blanco, lo cual rinde inútiles los supuestos momentos de empatía y emotividad. La película tiene más personalidad que su protagonista.
Honrando la tradición de los juegos de la vieja escuela, la historia es más que nada una excusa para que el juego comience y el protagonista salga a pelear contra enemigos, nivel por nivel, con una motivación monotemática tal como la de rescatar a una damisela en apuros (Haley Bennett) y poner a prueba todos sus conocimientos y habilidades contra el jefe final (Danila Kozlovsky). Estéticamente la película se parece mucho a Mirror’s Edge, por la ambientación y el parkour en primera persona; narrativamente se parece a los disparates de Metal Gear Solid (la trama involucra a un albino telequinético que quiere armar un ejército de cyborgs y dominar al mundo), aunque Hardcore: Misión extrema tiene el buen gusto de no tomárselos muy en serio.
Otra cosa sacada del formato videojuego es el hecho de que la trama no se va desarrollando a medida que avanza la narración (porque lo único en que la narración consiste, básicamente, son piruetas y tiroteos) sino que los movimientos del jugador van develando una trama de fondo, algo que ocurrió hace mucho y posee potencial dramático, pero en lo que el protagonista es un partícipe accidental.
En definitiva Hardcore: Misión extrema le da una vuelta de tuerca al género de acción con un “gimmick” novedoso y una coreografía práctica impresionante, pero se queda corta en todo lo que es drama, caracterización o interés humano. Es una película que mientras dura es supremamente entretenida pero en ningún momento llega a cobrar importancia.