Una adrenalínica propuesta para los amantes de la acción
Ready Player One
Vivimos en una época muy especial. Luego de muchas décadas de subestimación, los videojuegos por fin son tratados legítimamente como obras de arte. Hoy en día, nombres como Hideo Kojima (Metal Gear Solid) o Keiichiro Toyama (Silent Hill) pueden recibir la veneración que nunca han gozado cineastas como Spielberg o William Friedkin. Existe toda una generación que prefiere ver a un sueco reírse del DukeNukem en YouTube antes que soportar un nuevo bodrio explosivo de Gerard Butler; La industria del cine ha tardado mucho en darse cuenta de las posibilidades del “fichin”; no entienden la esencia de los juegos ni a sus jugadores (que hace tiempo han dejado de ser niños). Algo ha cambiado, hay un nuevo público, se necesita una nueva aproximación a los géneros y Hardcore: Misión Extrema entiende ésto a la perfección.
La concepción del film mismo parte de las herramientas que nos ofrece la coyuntura de la Web 2.0.. El director, Illya Naishuller, obtuvo la oportunidad de realizar su largometraje gracias a YouTube. Su videoclip Bad Motherfucker de Biting Elbows, una salvajada filmada exclusivamente en un plano subjetivo con la popular GoPro (accesible a todo el público que pueda comprarla), impresionó al cineasta ruso Timur Bekmbambetov (Wanted) al punto de ofrecerse como productor ejecutivo. El mecenazgo de Bekmbambetov no fue suficiente y Naishuller optó por utilizar el crowdfunding (financiamiento de usuarios online a cambio de beneficios especiales) para terminar su obra. Es decir, por más que apele a un éxito masivo, la película no le va a agradar a todos ya que se hizo por y para sus fans.
Don’t Stop Me Now
La técnica de la cámara subjetiva no es nueva; desde hace años el porno – como siempre vanguardista – viene perfeccionando este arte y hasta ha establecido el género de P.O.V. (Point Of View – Punto de vista). En el cine “no pornográfico” tenemos algunos ejemplos como Enter The Void de Gaspar Noé y también podríamos incluir toda la secuencia inicial de Halloween de John Carpenter. La diferencia con los últimos dos ejemplos es que no hay ninguna construcción ni desarrollo del protagonista, porque la idea – al igual que el porno – es que el personaje principal, Henry, sea un envase vacío que el espectador pueda llenar. El objetivo es la identificación absoluta, la única distinción con un videojuego es que alguien más lo está jugando.
La trama de la cinta es bastante genérica y una excusa para ver acción: luego de un evento mortal, un hombre es restaurado con partes cibernéticas (a lo Robocop) que le otorgan habilidades especiales, pero cuando su esposa es secuestrada por un villano extravagante, el protagonista debe rescatarla cueste lo que cueste. Sí, la historia no es lo que importa, la idea no es presenciar un relato deslumbrante sino atravesar una experiencia frenética, en otras palabras ponerlos en la piel de un súper John McClane. Cada punto y giro del guión está escrito con una semblanza a los “niveles” de los videojuegos; algo desacertado ya que el bienestar de Henry no parecer peligrar nunca por ser un experto que supera dificultades imposibles sistemáticamente. De todas maneras, se pueden hallar varios conceptos interesantes en el guión, sobre todo en el divertido rol de Sharlto Copley, “nuestro” mentor durante todo el metraje.
Las secuencias de acción son espectaculares y exageradas hasta un punto casi satírico que funciona de manera similar a Shoot Em Up con Clive Owen. Una violencia explícita acompañada por una mala leche sólo comparable a los mejores momentos de Doom (el juego, no la película). El problema es que la inmensa cantidad de explosiones y peleas acompañada por el movimiento constante de la cámara puede culminar en una experiencia agotadora para el receptor. Una cosa son cinco minutos de este estilo y otra son noventa, ya para el último tramo se hace casi imposible no distraerse en el caos propuesto por Naishuller. Es más probable que la película se guste más al público gamer acostumbrado a ver tutoriales y reviews de juegos en Internet que al visitante ocasional de salas cinematográficas.
Conclusión
Hardcore: Misión Extrema ofrece espectáculo y diversión para gamers y fanáticos de las aventuras extremas pero bien puede desgastar la visión a más de un espectador desprevenido.