Henry se despierta en un laboratorio, sin saber nada. Pero tiene poco tiempo para intentar saber cómo llego ahí, ya que de inmediato es perseguido por el misterioso y malvado Akan y su mini ejercito. Ahora Henry deberá escapar por su vida mientras intenta descifrar que es lo que le hicieron y porque ahora es un cyborg.
Estamos ante un nuevo intento de hacer una película emulando el lenguaje de los videojuegos. En esta ocasión, se intentó imitar el estilo FPS (First Person Shooter), es decir, esos donde la cámara es la visión del personaje y vemos las manos empuñando el arma. Para ponerles un ejemplo, quizás recuerden cuando Hit Girl intenta rescatar a su padre en la primera parte de Kick Ass. Bueno, así, pero todo el film.
¿El resultado? Lo que se podía prever; algo que ya ha utilizado como herramienta en algunas películas de acción y queda interesante a la vista y le da un salto de originalidad al estilo de dirección, no tiene por qué funcionar durante todo el metraje. Más aun cuando parece que todos los esfuerzos fueron a parar en hacer que la cinta se vea así, olvidándose de algo tan importante como lo es la historia en si.
No soy partidario de exigirle a todos los films lo mismo, y de hecho dentro del mismo género, trato de informarme para saber qué nivel de expectativas tener antes de ver cada película. Pero en este caso, aun habiendo visto la película con cierta vana esperanza, termina siendo aburrida y decepcionante. La historia no es más que una excusa para hacer constantes escenas de acción que se intercalan entre persecuciones y tiroteos, y breves momentos muertos con Sharlto Copley tirando información para darle un poco sentido a todo.
Aun es mas graciosa la presencia del propio Sharlto Copley en el film, no solo por lo ya mencionado en el párrafo de arriba, con el literalmente diciendo qué está sucediendo para explicarles a Henry y a nosotros que está pasando; sino que además, con cada aparición de su personaje, lo vemos vestido de forma diferente, como si alguien cercano a la producción tuviera una tienda de disfraces y necesitaran usarlos para financiar la película.
Poco queda para analizar en Hardcore: Misión Extrema, ya que de película tiene más bien poco y nada. Como experimento podría haber funcionado si se trataba de un cortometraje, como recurso para determinadas escenas de acción queda interesante (la ya citada Kick Ass, Kingsman: El Servicio Secreto o Doom: La Puerta del Infierno que tienen momentos así), ahora para un largometraje, la gran sensación que queda como espectador es “¿Cuando me dan el joystick para poder jugar?”