Los que empezaron con el engendro de partir filmes en dos fueron los hermanos Weinstein, quienes hicieron lo propio con Kill Bill en el 2003. Ahora se sumaron a la moda la saga de Harry Potter, y la de Crepúsculo, y aunque intenten disfrazarlo - diciendo que el capítulo final merecía ser extendido para poder disfrutarlo en toda su gloria -, hay olor a vulgar oportunismo comercial en todo esto. Es vender dos veces el mismo filme, y uno debe esperar un año para ver los 90 minutos faltantes de la historia.
Si Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 1 fue un engendro manipulado, al menos la Parte 2 tiene la decencia de disparar toda la carga emocional que venía reprimida en los últimos filmes. Por supuesto, tiene los mismos bodrios característicos del estilo de J.K. Rowling: hay demasiados Deus Ex Machina (piedras resucitadoras que salen de la nada, vinculos mentales que le dan pistas en todo momento a Harry Potter sin que el mago deba quemar una neurona en algo siquiera parecido a una investigación, etc, etc), los secundarios son más heroicos que el propio Harry, y la trama es tan compleja - saturada de intrigas y personajes secundarios y terciarios -, que uno precisa media hora para situarse en dónde estamos y quiénes son estas personas. O es eso, o es ver la Parte 1 media hora antes de ir al cine.
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Pero a pesar de mi lanzamiento compulsivo de piedras, no dejo de reconocer que Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2 es emocionante. Olvidando el despiste inicial del filme - sabía que Potter tenía que destruir horocruxes, pero ni me acordaba del enano ni del personaje de John Hurt, ni cómo llegaron a ese punto de la historia -, la cosa se encarrila y, por suerte, para bien. Eso no quita que si uno tiene algo de conocimiento cinematográfico comience a notar influencias de todo tipo y color. Harry y sus amigos quedan atrapados en una boveda llena de cacharros que comienzan a clonarse, llenando todo el espacio posible... y uno espera que agarre el intercomunicador y grite "C3PO, sácanos de aquí y apaga el compactador de basura!!"; o los magos armando una defensa con una cúpula de energía, similar al climax de Episodio I: La Amenaza Fantasma; o una batalla masiva y desesperante, en donde los buenos están al borde de la muerte como El Señor de los Anillos: Las Dos Torres. No me quedan dudas que el asedio de Hogwarts es la versión J.K. Rowling del sitio del Abismo de Helm, eso sin mencionar en que Potter - en un momento - se transforma en una especie de clon de Gandalf el blanco (vi luz y subí!).
Todo esto no quita que las cosas sean intensas gracias a que David Yates es un director formidable. Las batallas son espectaculares y la acción tiene un gran ritmo. Ralph Fiennes es muy bueno como Voldemort. Hay una enorme cantidad de personajes secundarios de la saga que regresan, ya sea para hacer un cameo o para morir en la batalla de Hogwarts. Los malos van teniendo su merecido por turnos, y la gente aplaude esas victorias. Y si bien el climax es rebuscado - para variar, un personaje secundario termina de sacarle las papas del fuego a Potter & Co -, igual es muy bueno. Considerando que se trata de una serie con 8 filmes en sus hombros, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2 es una conclusión más que potable. En lo personal creo que la saga tendría que haberse finiquitado hace 3 o 4 películas, pero a J.K. Rowling le costó un Perú hacer los giros correctos para encaminar la serie hasta un final espectacular y aquí lo ha logrado. Aún con todos sus problemas narrativos, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2 triunfa en lo emocional y contagia su adrenalina; y eso es lo que hace que uno le de carta blanca y mire para el costado cuando sus defectos salen a la luz.