Y de las sombras, surgirá la luz
La noche ha caído definitivamente sobre Hogwarts, hogar y colegio de magos durante siglos. Los dementores y mortífagos, leales sirvientes del señor oscuro Voldemort (Ralph Fiennes), mantienen el control sobre el lugar y sumen a sus alumnos en una terrorífica incertidumbre. El otrora profesor Snape (Alan Rickman) ahora es director, y en los claustros sólo se practica la magia oscura. Sólo tres alumnos resisten allá afuera, como fugitivos: Harry Potter (Daniel Radcliffe) y sus leales amigos, Ron (Rupert Grint) y Hermione (Emma Watson), que están buscando los siete objetos en los que Voldemort dividió su alma para destruírlos, y así volverlo vulnerable.
La confrontación final se acerca, y en medio de un despliegue de intriga, emoción y magia, el director David Yates consigue atar los cabos de una historia que venía bastante enredada y el valor agregado de alguna vuelta de tuerca, demostrando a un público relativamente acostumbrado que todavía puede haber sorpresas hacia el final. Por supuesto, esto sólo asombrará a quienes no hayan leído los libros.
El público que entra a una sala a ver un filme de estas características, luego de diez años de perseverar (poco sentido tiene asistir si no se está familiarizado con la saga) tiene una idea concreta de lo que encontrará en pantalla. La expectativa generada se verá más o menos defraudada en los detalles, pero hay que reconocer que luego de un excelente debut como director (en "La orden del Fénix"), un lamentable traspié ("El misterio del príncipe") y una transición promisoria (la primera parte de "Las reliquias de la muerte") David Yates llega a encontrar el ritmo preciso para concluír adecuadamente esta saga biblio-cinematográfica.
Hay una serie de puntos débiles que a propios y ajenos resultarán evidentes, como la aparición forzada, casi en forma de cameos, de algunos de los personajes más entrañables de la serie (Hagrid, Remus Lupin, la familia Weasley), la ruptura de climas dramáticos con inoportunas semi-humoradas y algunas incoherencias argumentales en favor de una resolución más rápida. Lo único que podría considerar imperdonable, y esto no es demérito del filme, es el casi innecesario epílogo, que arrancará más risas que sonrisas de emoción.
Sin embargo, estos detalles que es menester señalar no llegan a opacar el valor cinematográfico de una película que si bien no llega a ser para cualquier público (la calificación SAM 13 es más que adecuada) es disfrutable al máximo por su ritmo, su atractivo visual y su excelente factura. Los chicos crecieron también interpretativamente, pero al César lo que es del César... los personajes memorables de esta saga son aquellos que llevaron adelante los veteranos. En especial Alan Rickman, Ralph Fiennes y Helena Bonham-Carter entre los caóticos y villanos; Maggie Smith, Gary Oldman y Michael Gambon entre los buenos y neutrales. Los muggles vamos a extrañar la sensación de esperar con ansia una película más de Harry Potter, pero la magia ha sido preservada.