Todo concluye al fin... incluida la "eterna" saga de Harry Potter. En una astuta jugada de marketing, Warner Bros. pospuso lo más posible el desenlace de la saga cinematográfica al dividir la última parte (Las reliquias de la muerte) en dos partes, pero llegó el momento de la resolución, de la emoción, de la nostalgia precoz y hasta del llanto (al menos para los fans que crecieron junto a los libros/largometrajes).
En su cuarto (o tercero si se toma al díptico final como un solo film) aporte a la franquicia, el inglés David Yates consigue su mejor trabajo: no sé si esta parte 2 es mucho "mejor" que la parte 1, pero quizás porque hay más tensión y suspenso gracias a las múltiples resoluciones (que en la primera entrega quedaban suspendidas) o bien porque el despliegue de efectos visuales (muy funcionales y eficaces) le otorgan una mayor dosis de espectacularidad lo cierto es que "la 8" o "la 7 y 1/2" resulta más atrapante que "la 7".
He leído en las redes sociales que algunos críticos se quejaban de que hay "demasiadas" explicaciones, como si ese buen guionista que es Steve Kloves no hubiese querido dejar ningún cabo suelto, ninguna duda y, por lo tanto, cayera en un excesivo didactismo para "cerrar" todo, sin posibilidad alguna de interpretaciones. Puede, entonces, que haya algún diálogo de más (de esos que funcionan como recordatorio del tipo ¿se entendió?), pero así y todo me parece que esta entrega final redondea con mucha dignidad una saga que trabajó con bastante nobleza (y con algunos puntos muy altos como la oscura de El prisionero de Azkaban, de Alfonso Cuarón) el tema de la magia, la educación, la orfandad y las lealtades y contradicciones de la infancia / adolescencia.
No soy una fan de la saga y, por lo tanto, este cierre no tuvo en mí el impacto emocional que seguramente sí encontrará en su amplísima base de seguidores, pero aún con los desniveles actorales que ya sabemos (el futuro artístico pinta mucho más brillante para Emma Watson que para Daniel Radcliffe) y otros reparos que puedan hacérsele estamos ante un final que -esta vez sí- está a la altura de las expectativas.