Un mundo adulto, oscuro y complejo
Emoción a flor de piel en el desenlace de una historia que marcó a más de una generación. Un mago ya más maduro y sus incondicionales amigos se enfrentan en una batalla final contra Lord Voldemort y las fuerzas del mal.
Todo tiene un final, todo termina”, decía una famosa canción. Y así es, incluso la saga de Harry Potter llega a su fin. Ocho películas en diez años han convertido al personaje creado por J. K. Rowling en uno de los fenómenos más importantes de la cultura popular contemporánea. La octava película es en realidad la segunda parte de la séptima y es el momento en que todas las fuerzas chocan por última vez.
Harry Potter (Daniel Radcliffe, en su mejor interpretación del personaje) y sus incondicionales amigos Hermione Granger (Emma Watson) y Ron Weasley (Rupert Grint) se enfrentarán en una batalla final contra Lord Voldemort y las fuerzas del mal. La mismísima escuela Hogwarts estará en peligro y todo puede ocurrir aquí. No anticiparemos nada más, aunque los más fanáticos de Potter ya saben todo lo que ocurre porque han leído el libro. Está claro, por otro lado, que quienes no conozcan al personaje y sus aventuras no deberían ni intentar acercarse recién aquí a la saga.
Durante todo el metraje las historias que han evolucionado a lo largo de los años van encontrando un cierre y los misterios que aún quedaban por develar se resuelven definitivamente. El director de Hogwarts, Dumbledore, ya ha muerto, Lord Voldemort tiene cuerpo y está en la plenitud de sus fuerzas, por lo que Potter deberá eliminar los horrocruxes restantes para poder vencerlo. Los horrocruxes son objetos en los cuales un ser deposita fragmentos de su alma para convertirse en indestructible. A esta tarea se dedicaron los protagonistas en el film anterior, y aquí llegan al punto culminante. Deberá saber quien conozca bien todas las películas, que la emoción estará a flor de piel desde el primer minuto y hasta el final. Totalmente alejado de los pequeños chistes infantiles de sus comienzos, esta entrega final ofrece un mundo adulto, oscuro y complejo. Tan sólo una objeción: la búsqueda por cerrar bien la historia ofrece varios momentos anticlimáticos que le impiden alcanzar la calidad de los dos mejores films de la saga: El prisionero de Azkaban y El cáliz de fuego, tercera y cuarta entrega de los films de Potter. Sin embargo, ver Harry Potter y las reliquias de la muerte es ser testigo del desenlace de una historia enorme que ha marcado a más de una generación. Para muchos, será la despedida de un referente, de un amigo, de un héroe de anteojos que se sobrepuso a todo y logró crecer delante de nuestros ojos y en la pantalla del cine.