Luego de un largo período de inactividad, Mel Gibson vuelve con todo y nos entrega este film bélico basado en una historia real.
Mel Gibson estuvo durante varios años sin realizar películas, se cree que Hollywood lo estuvo castigando por sus dichos racistas, xenófobos y antisemitas. Lo cierto es que volvió y nos trajo este film ambientado en la Segunda Guerra Mundial que viene cosechando elogios por parte de la crítica, y recibiendo algunas nominaciones a los premios más importantes de 2017.
El relato nos trae a Desmond Doss (Andrew Garfield) un muchacho que luego de casi matar a su hermano durante una riña de niños, se ve condicionado/transformado por este episodio y su vida cambia por completo. Desmond decide llevar una vida libre de violencia. Su marco familiar es complicado, ya que su padre (Hugo Weaving) es un veterano de la Gran Guerra devenido en alcohólico con actitudes violentas frente a su esposa. Al estallar la Segunda Guerra, Desmond se siente obligado a alistarse pero bajo la convicción de no utilizar nunca un arma, sino de ir como médico y tratar de salvar vidas en lugar de quitarlas.
Siendo Mel Gibson el que transmite el mensaje, no podemos evitar sentir la sensación de moralina más que critica profunda a la sociedad americana. Este hecho se ve acrecentado por la falta de tacto con la que retrata a los japoneses debido al nacionalismo exacerbado, el perfil ultra religioso y ciertos tintes descalificativos característicos del director.
Resulta muy difícil separar al autor de la obra, pero habiendo aclarado lo anterior podemos decir que el elenco hace un gran trabajo, especialmente Andrew Garfield que muestra su habilidad para componer personajes más serios a los que nos tenía acostumbrados. Garfield está muy bien respaldado por Vince Vaughn, Hugo Weaving, Sam Worthington y Teresa Palmer.
Otro punto alto lo compone el manejo de cámara de Gibson y la crudeza y realismo con las que retrata las secuencias bélicas, la fotografía de Simon Duggan, la edición de John Gilbert y la música de Rupert Gregson-Williams.
En resumen, “Hasta el Último Hombre” es una maravilla a nivel técnico pero con algunos clichés a nivel narrativo. El mensaje pacifista y la idea de mantenerse firme a las convicciones personales parecen tener buenas intenciones pero suenan deshonestos viniendo de Mel Gibson. Sin embargo, nos encontramos ante un film bien desarrollado, disfrutable y quizás una de las mejores propuestas bélicas de los últimos años.
Puntaje: 3,5/5