El director de «Call Me By Your Name» (2017) y la remake de «Suspiria» (2018), nos ofrece una road movie/drama romántico que sigue la línea de sus relatos anteriores donde se centra en sus personajes principales, sus conflictos internos y su manera de lidiar y exteriorizarlos, solo que esta vez lo hace en el marco de una historia de caníbales.
Guadagnino es un director con una sensibilidad especial. Un narrador que guarda un profundo cuidado por sus personajes, sus conflictos y las barreras que se les van imponiendo. Todo lo que nos cuenta parece ir de la mano con reacciones lógicas y coherentes de sus protagonistas, que casi en todas sus historias se encuentran ante crisis existenciales y/o personales, de algún tipo de búsqueda, ya sea de identidad o de su propio lugar en el mundo.
En esta oportunidad, el artista italiano nos sumerge en lo que aparenta ser un coming of age convencional donde Maren (una interpretación consagratoria de Taylor Russell) busca hacer amistades en su nueva escuela. Todo parece normal, hasta que un incidente relacionado con canibalismo la hace huir de la ciudad y ser posteriormente abandonada por su padre (André Holland), el cual le deja un cassette explicando los motivos de su desaparición. A partir de allí, Maren iniciará una especie de viaje de autodescubrimiento en la américa profunda de fines de los ’80, aprendiendo a sobrevivir al margen de la sociedad encontrándose con todo tipo de personas en el camino, como Sully (Mark Rylance), un caníbal veterano que parece obsesionarse con Maren; Lee (Timothée Chalamet), un joven de su edad que vive alejado de su familia por razones similares a las de Maren y otros antropófagos que se cruzarán en el camino. Maren y Lee comenzarán un amor por las rutas norteamericanas en busca de un futuro incierto condicionado por sus aterradores pasados.
Probablemente lo que hace tan interesante a «Bones and All» (título original del film) es lo mismo por lo cual tuvo una recepción tan variada y mixta. Por un lado, tiene muchas ideas y engloba varios géneros y, por otro, también toca algunas cuestiones que quizás fueron abordadas en relatos anteriores del director, pero de manera más profunda.
No obstante, es innegable la sensibilidad con la que Guadagnino delinea a sus personajes, y cómo estos llevan adelante la acción de una forma tan armónica como motivada. Todo esto también se ve acompañado por la sutileza y el lirismo que predominan en las imágenes. Por el lado musical, tenemos una increíble banda sonora original de Trent Reznor y Atticus Ross (la dupla de las bandas sonoras de «The Social Network» y «Soul») que acompaña esa nostalgia y esa poética de lo visual.
Como bien mencioné anteriormente, Taylor Russell es la gran estrella del film en una interpretación sumamente lograda y sentida. Chalamet acompaña muy bien como la otra cara de la pareja, pero, Russell es la que se luce y brilla de principio a fin. Mark Rylance también merece su mención, ya que compone un despiadado y enigmático caníbal que lo aleja de los roles que venía haciendo ultimente y también logra transmitir todo su compromiso para la ocasión.
«Hasta los Huesos» es una película osada, despiadada y también extraordinaria y romántica. Un relato que apuesta a los contrapuntos y que no le teme a la mezcla de géneros y estilos para ofrecer una historia sólida y enriquecedora. Guadagnino acierta al presentar a sus personajes sin ningún tipo de juicio de valor sino establecer las reglas de la narración para que el espectador saque sus propias conclusiones y pueda empatizar con los personajes aun en los momentos cruentos plagados de sangre y tripas.