Marco Berger, el mismo de Plan B y Ausente, presenta Hawaii otra película, prolija y cuidada, pero con una temática repetida siempre por su realizador.
Una historia de amor. Así puede definirse a esta película que trata sobre Martín y Eugenio. Martín debe pasar el verano sobreviviendo, no tiene un lugar donde quedarse y se hace algunos pesos como puede. Eugenio está en su casa de verano escribiendo una novela, solo, hasta que aparece Martín en su puerta, y tras traerle recuerdos de su infancia en la que han compartido algunos momentos, decide ayudarlo.
Entre los dos no pasa nada y pasa todo. Es que constantemente hay una tensión sexual en el aire pero ninguno dice nada al respecto. Todo se reduce a miradas, sonrisas, roces.
Entre el histeriqueo y el juego, mentiras y engaños, se relacionan estos dos hombres, que se van acercando cada vez más, pero de manera muy lenta.
Marco Berger en Hawaii no hace más que implantar aquello que se destacó como su estilo. Hace uso y abuso de planos cortos, música extradiegética en primer plano (que por momentos puede volver al relato un poco tedioso), tensión homoerótica constante. Y la homosexualidad como una de sus principales temáticas, aunque apenas se hable de ella, como si hoy por hoy es lo único que el director tiene para contar.