Una historia de amor. En un pueblo, un poco aislado, comienzan a conocerse, a recordarse, estos dos amigos de la infancia. Con poco diálogo transcurre una historia chica e íntima. Con muy buenas actuaciones de Manuel Vignau y Mateo Chiarino, que transmiten ternura. El erotismo y la tensión sexual, es marcado con el cuerpo y las miradas, y más silencios que se llenan de ellos.
Una película que no muestra a los personajes con tecnología, como celulares o internet, tampoco tienen que estar fumando de todo, ni embriagándose para “vivir”. Una historia pura, con nostalgia y recuerdos.
En los silencios, hay exceso de música que mucho no se condice con lo que está pasando. Pero tampoco eso importa mucho.