Después de la muerte de su madre, la pequeña Heidi (Anuk Steffen) es llevada por su tía a la región montañosa de los Alpes suizos donde vive su abuelo (Bruno Ganz). A pesar de que el anciano es un hombre tosco y solitario, la niña logra ganarse su confianza. La infancia de Heidi florece en un ambiente idílico y libre, sin embargo, ella se ve obligada a volver a la civilización urbana bajo el cuidado de una familia burguesa en Frankfurt, donde su institutriz es una mujer autoritaria y déspota. A pesar de la amistad que nace entre Heidi y Klara (Isabelle Ottmann), una joven con discapacidad, la protagonista extraña la cercanía que tenía con la naturaleza.