Llega “Heidi” (Alain Gsponer, 2016) a la pantalla grande, esta vez en una coproducción entre Alemania y Suiza. Heidi, el clásico eterno que jamás morirá, regresa para la nueva generación de niños y adultos. Ver a esta niña por los alpes suizos, corretear y ser feliz, en un mundo donde no hay celulares, televisión, internet, nada de eso, porque lo hay todo.
Esta película respeta la historia original del animé japonés de 1974. Alain Gsponer (The Little Ghost, 2013) es quién dirige esta adaptación escrita por Petra Biondina Volpe y basada en la novela de la eterna Johanna Spyri del año 1881. Heidi, con más de 50 millones de ejemplares vendidos, es la obra más leída en lengua alemana. No busca ser un cuento para niños, nunca lo fue. Menos en estos tiempos.
En este film, Heidi (Anuk Steffe) es una huérfana de siete años, criada por su abuelo (el gran Bruno Ganz) en las montañas suizas. Junto a su amigo, Pedro (Quirin Agrippi), que cuida de las cabras y disfrutan de hermosos días al aire libre.
Ambos vivirán diversas aventuras. Pero un día la tía Dete (Anna Schinz) decide llevarse a Heidi a la ciudad de Frankfurt, para educarla, y de paso, se haga amiga de Klara (Isabelle Ottmann), la niña inválida de una familia adinerada.
Klara, es egoísta al principio, no desea que Heidi regrese con su abuelo, porque no quiere quedarse sola, y en la gran ciudad rodeada de mucho dinero, está sola. Pero gracias a la amistad de Heidi, y el aire de la montaña, volverá a caminar y vivirán aventuras tanto en la ciudad como en los alpes.
El film brinda una hermosa fotografía, y una bella música, generando una historia de amor emocionante. La historia crece por las grandes actuaciones del elenco. Heidi es hermosa por dentro y por fuera. Anuk logra una muy buena actuación, siendo esta su primera película, es dulce y carismática.
El excelente actor Bruno Ganz (La Caída, 2004), siempre hace cosas maravillosas en pantalla. En este caso, interpreta a un abuelo serio, ermitaño, fuerte, al principio frio, pero luego encantador. Un papel al que no se le puede negar ningún actor. Un rostro que puede hablar sin pronunciar palabra.
Heidi es una historia de luz y amor, una historia que queda detenida en el tiempo. Heidi es ver el contacto con la naturaleza, con la tierra y los alimentos que nos da. Heidi es la relación de un niño huérfano con el mundo interno y el externo. Heidi es el amor de un abuelo, Heidi es la amistad, es la bondad de un niño, y por supuesto, es ver el retrato social de la Europa de aquella época, con las notorias diferencias sociales que había y que siguen existiendo en el mundo.
Los días de grabación habrán sido perfectos en ese lugar de cuentos de hadas. Descalzos sobre el pasto, bajo el celeste cielo.