En épocas de Halloween otro asesino enmascarado llega a la pantalla en este relato de terror que sigue la fórmula de exitosos "slasher" de los años setenta y ochenta.
Hell Fest se desarrolla en una feria dedicada al terror donde los visitantes son asustados por diferentes monstruos y atracciones. Un grupo de adolescentes llega al lugar para divertirse y pronto descubre que un extraño personaje enmascarado no forma parte del staff del evento y empieza a desparramar sus víctimas en una noche en la que la diversión se confunde con los alaridos reales.
Con ecos de Carnaval del terror -Fun House, 1981-, la película dirigida por Tobe Hooper, Hell Fest retoma ese escenario para que los personajes vivan emociones intensas, entregando un producto que no escapa a las reglas del género y que encuentra momentos logrados como la escena de la guillotina o la adolescente atrapada en el baño del parque junto al asesino.
No hay nada nuevo bajo el sol y al parecer al director Gregory Plotkin-quien antes filmó la olvidable Actividad Paranormal: La dimensión fantasma y fue también editor de Huye- no parece preocuparle demasiado, convirtiendo a sus criaturas -uamigos y una pareja que planea su reencuentro en el lugar- en presas de un asesino despiadado que se mueve como el Michael Myers de Halloween.
El acertado diseño de arte conduce a los visitantes hacia un tren fantasma plagado de sustos y al espectador a una amenaza que se hace real con el correr de los minutos y de la que parece difícil escapar. El cazador y sus presas entran en un juego diabólico que abre la puerta para una continuación en esta historia que no disimula sus fallas -las dos chicas en lugar de escapar se meten en el túnel del infierno- pero entrega un entretenimiento liviano para los seguidores del género.
En el film de terror de Hooper, el slogan era "Paguen para entrar. Recen para salir", que acá se sigue al pie de la letra con su estilo "gore" y acumulación de cadáveres.