Hell fest: juegos diabólicos es una película de terror de subgénero slasher, dirigida por Gregory Plotkin, un director con una larga experiencia como editor que realiza su segundo largometraje, después de Actividad paranormal: dimensión fantasma. Su elenco está conformado por Annie Forsyt, Reign Edwards, Bex Taylor- Klaus, Roby Attal, Christian James y Matt Mercurio, un grupo de jóvenes cuyas carreras comenzaron en televisión. El actor más conocido es Tony Todd,protagonista de Candyman, en un papel secundario.
Esta película cumple con todos los lugares comunes del slasher, porque se trata de un grupo de jóvenes que deciden pasar la noche de Halloween en un parque de diversiones llamado Hell Fest, ambientado como si fuera el infierno. Y se convierten en víctimas de un asesino serial enmascarado como muchos de los trabajadores del lugar, cuyos crímenes se disimulan con la utilería. La excusa para que esto ocurra es que Natalie (Annie Forsyt) se convierte en testigo del asesinato de una joven.
Lo mejor de la película es la presentación de este asesino, del que no sabemos su nombre ni vemos nunca su cara, porque en los momentos en los que no lleva puesta la máscara lo vemos de espaldas. Así como también es muy ingeniosa la idea de que las armas que utiliza para llevar a cabo los asesinatos sean elementos que encuentre dentro de la feria, como un cuchillo que roba de un puesto de comidas.
También se nota que Gregory Plotkin, su director, tiene una larga experiencia como montajista, porque el montaje es fundamental para la construcción de climas de suspenso y el remate con escenas de violencia, que muestran el gorejusto y necesario. Otra cosa que vale la pena destacar es el parque de diversiones, locación ideal para este tipo de historias que ya fue utilizada en Carnaval del terror, porque logran que el mismo espectador sospeche de todo, y se sorprenda al descubrir que algunos de los crímenes son reales y no forman parte de una puesta en escena.
En conclusión, Hell fest: juegos diabólicos, es una película de terror que aplica correctamente una fórmula muchas veces vista en un contexto ingenioso. Y esto lo logra sin tomar riesgos estéticos ni aportar ideas que permitan hacer ver en su director a un posible autor. Por eso el resultado es efectivo, porque entretiene al espectador haciéndolo pasar un rato agradable, ya que cumple con lo que le promete.