Hellboy

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

UN HELLBOY MENOS INOCENTE

Este nuevo inicio de la saga de Hellboy nos presenta a un personaje muy distinto. Lejos quedó aquel hombre que nos trajo Guillermo del Toro, con cuerpo de adulto, pero inocente y hasta infantil. Rojo, como también lo llaman, aparece ahora con un aspecto más terrorífico, al igual que todo su entorno. En cuanto a su carácter, su tendencia dubitativa pondrá en duda al bien y al mal.

Mientras que Guillermo del Toro se enfocó en una estética bien trabajada, tanto del entorno como de los personajes, Neil Marshall se interesa por la monstruosidad. En este sentido, el contexto no es lo llamativo. En cambio cada uno de los seres no humanos que aparecen tienen una gran distinción física. Se explora la incomodidad en la fealdad, en lo repugnante. Todo esto con el fin de crear esa distancia apropiada entre los humanos y los que no lo son.

Hay una escena en la que funciona muy bien la otredad planteada en la película. Hellboy recibe un beso de una monstruosidad, que resulta altamente provocativo para quienes lo vemos por lo repugnante del personaje, pero él ni se inmuta. Aquí Marshall logra un gran juego, porque sabe que los espectadores empatizamos con aquellos personajes que aparecen al margen de la sociedad, pero que aun así, a veces, es difícil no reaccionar ante ciertos momentos incómodos.

Hellboy posee una tonalidad de rojo que parece sangre. Su cara es un poco peluda y sus rasgos están bien marcados. Su pelo es largo y negro y los ojos son bien oscuros. La forma en la que mantiene cortados sus cuernos ya no es idílica y graciosa, se puede ver el dolor en sus cortes. El film logra mostrar lo que el personaje deja de sí para pertenecer y lo que no puede disimular. Por esto también es que aparece como un ser renegado y solitario, sufrido e incomprendido.

Rojo queda relegado, nuevamente, en los márgenes. Defiende a una especie a la que no pertenece y ataca a los que se le parecen, pero con muchas dudas. La soledad del personaje lo vuelve un héroe muy reflexivo. Aunque sus condicionamientos son muchos, Hellboy se atreve a dudar de sus acciones y propósitos en la vida. Se pregunta -al igual que muchos espectadores- qué es luchar por el bien, para qué sirve, quiénes están detrás del mal. Este Hellboy se torna mucho más filosófico desde sus planteos. Sus resoluciones, sin embargo, están más vinculadas a lo irascible de su carácter, por lo cual, luego de reaccionar, va deliberando con lo que ya ha ocasionado.

Si esta nueva Hellboy despliega una buena elección musical, generando cortes en el film que le otorgan cierto dinamismo y un tono risueño, quizás su gran problema llega a la hora de poner en escena las luchas, que se alargan un poco más de lo que debieran, ya que no presentan grandes giros que las justifiquen. Aun así, consigue destacarse por darle una vuelta de tuerca cerebral a su protagonista.