"Prestame un sentimiento"
Después de varios años de exilio y un fallido intento por producir una ceremonia de los premios Oscar (junto a su amigo Eddie Murphy), el realizador Brett Ratner regresó a la pantalla grande con un plato recargado y ambicioso que deja sabor a poco.
Basada muy libremente en el cómic “Hercules: The Thracian Wars” escrito por Steve Moore y Cris Bolsin, esta nueva superproducción ofrece apenas un giro interesante y realista sobre la construcción del mito del hijo de Zeus y algunas pequeñas pizcas del buen cine épico. Sin embargo, como si se tratara del lado oscuro del destino del que nuestro personaje no puede escapar, “Hércules” tiene todos los condimentos necesarios para convertirse en una película olvidable, aunque este lejos de ser aburrida.
El problema más grande que acarrea esta propuesta es la falta total de espíritu para contar la historia. Es realmente decepcionante ver como semejante despropósito, que cuenta con una producción digna del mejor cine pochoclero, no logra transmitir emoción en un relato que debería estar marcado a fuego por ella.
Pese a que desfilan por la pantalla personajes de todo estilo (y para todo clase de público), la desilusión más grande viene de aquel al que todos queremos ver. La esencia de la historia de Hércules, la cual puede considerarse no solo como la primera historia bastarda de todos los tiempos, sino también uno de los mitos más emblemáticos y fantásticos de la mitología griega, aquí brilla por su ausencia. ¿Qué tan difícil puede ser respetar la base de todo lo que representa este enorme personaje?
Queda claro que para los guionistas Ryan Condal y Evan Spiliotopoulos fue una tarea imposible, ya que ni siquiera supieron aprovechar los mejores tópicos de la versión del héroe griego que ofreció Moore en sus cómics, y terminaron por construir una película insulsa protagonizada por el ya olvidado alter ego de Dwayne Johnson: “The Rock“.
Dejando bien en claro que lo más importante es tener todos los músculos bien marcados, Johnson aquí no hace otra cosa que darle vida a un personaje similar al que hace unos años interpretó en el fallido spin off de “El Rey Escorpión”. De hecho, los productores de “Hércules“, tranquilamente se podrían haber ahorrado el dinero que utilizaron a la hora de obtener los derechos de la obra de Moore (que dicho sea de paso, pisotearon sin ninguna clase de remordimiento) y estrenar esta película con cualquier otro titulo sin ningun tipo de problemas.
La búsqueda de originalidad que tiene esta propuesta se lleva por delante gran parte de la riqueza de semejante personaje, aunque el verdadero tiro de gracia a “Hércules” se lo da su ambicioso deseo de ser un film que busque reinventar los orígenes de este personaje de forma ridícula y cargada de elementos innecesarios.
¿Un grupo de mercenarios que presenta más similitudes con “Los Vengadores” que con un libro de mitología?, ¿Cuotas de humor en medio de los “discursos épicos” que anteceden a la batalla?, ¿Personajes humanos que se hacen pasar por criaturas fantásticas para intimidar al enemigo?, ¿Transformar los “Doce trabajos” en una puesta en escena para crear fama de guerrero?. Si se tratara de Batman, quizás lo aceptaríamos. Pero en “Hércules“, semejantes decisiones no tienen gracia.
Cuando uno ve el trailer de la película se ilusiona con la idea de volver a disfrutar de toda la grandeza del famoso hijo de Zeus en la pantalla grande. Lamentablemente, en esos escasos minutos, van a encontrar lo mejor que puede ofrecer este paupérrimo proyecto.