Entre las tierras áridas de Ragastán, India, rodeado de yacimientos de mármol, existe un pequeño pueblo llamado Piplantri en el que las mujeres ya no tienen miedo de dar a luz a una niña. En algunas culturas de ese país los niños son considerados más valiosos que las niñas. Desde 2005, cada vez que nace una niña en ese lugar se plantan 111 árboles con su nombre para celebrar este acontecimiento y en medio de todas ellas un hombre decidió plantar un árbol en memoria de su hija muerta. En su dolor se da cuenta de que los árboles deberán plantarse para recordar la vida, y así transita entre esas mujeres de rostros sonrientes próximas a dar a luz o con sus pequeñas hijas en sus brazos.
Los directores Camila Menéndez y Lucas Peñafort viajaron con su cámara hasta esa aldea casi perdida en el mundo y así lograron una cálida muestra de ese poblado rico en tradiciones en el que descubrieron la magia de los nacimientos de esas niñas que suman árboles a esa tradición. Con una impecable fotografía, este documental va descubriendo la necesidad de ser madres a esas mujeres de costumbres ancestrales y se detiene en recorrer ese micromundo. Así el film va imponiéndose en su deseo de mostrar una forma de vida tan distinta a la del resto del mundo.