El abrazo a la naturaleza.
Dirigida por los mendocinos Camila Menéndez y Lucas Peñafort, este documental relata la historia de cómo un grupo de mujeres residentes de Piplantri (India) decidieron comenzar a salvar la vida de sus hijas plantando, exactamente, 111 árboles por cada nacimiento. Generando así una lucha contra el patriarcado de su pueblo y a la vez, una lucha contra la desertificación de la zona.
Antes en Piplantri, las mujeres sufrían el temor de tener que parir una hija, ya que culturalmente eran consideradas una carga económica por diferentes razones. Es por eso que, a las bebas, a poco tiempo de su nacimiento, les ponían una semilla en la boca con el objetivo de que, al lastimarse, se produjera una infección que acabaría con sus vidas.
En 2005 un padre llamado Shyam Sunder Paliwal perdió una hija de 16 años a causa de la deshidratación, y para recordarla decidió plantar un árbol. A causa de esta dolorosa experiencia Paliwal propuso un modo diferente de celebrar la vida de las mujeres de su pueblo. Es por eso que decidió convencer a todas las familias de la zona para que, en cada nacimiento de una mujer, la familia plante 111 árboles.
Es así como en poco tiempo, se cambió la aridez de la zona y la falta de agua, por el canto de los pájaros y el regreso de la humedad. Donde antes había desechos mineros, hoy hay un oasis, agua potable, y amplias oportunidades laborales. Esta idea no solo ayudó al clima de la zona y al crecimiento de la aldea, sino que también sirvió para implementar un nuevo sistema que previene los matrimonios infantiles, alfabetiza, y otorga a las mujeres una independencia económica a través de trabajos comunitarios o trabajos de producción.
Hermanas de los árboles es un documental de registro observacional, que pone la mirada en la deconstrucción de una sociedad patriarcal que busca, sin perder de vista su propia cultura, generar igualdad de oportunidades sin distinción alguna. El relato de los personajes (en especial el de dos mujeres) será el hilo conductor que, junto con la poética de las visuales, irán construyendo un muy bello relato de superación personal y colectiva.
Es así como los directores mendocinos consiguen construir una película que, a pesar de las características un poco abrumadoras que suelen poseer estos documentales observacionales, no pierde el ritmo ni decae en ningún momento. La cantidad de información y la cantidad de relato terminan siendo el equilibrio justo y necesario para que esta se pueda desarrollar tranquilamente, sin alterar su curso. Y a la vez, es este correcto desarrollo el culpable de que Hermanas de los árboles, consiga sembrar en nosotros la necesidad de seguir construyendo un futuro mejor; tanto para las mujeres como para el medio ambiente.