Promising Young Woman y el signo de los tiempos
Para Azul, ojalá que cuando puedas leerlo los signos sean mejores
Para cuando se publique esta columna seguramente Nomadland ya haya ganado el Oscar principal y/o algún otro. Signo de los tiempos. Dado que esto es -signo de los tiempos- Internet y no un papel impreso, podría incluso pedir, el lunes 26, justo antes de que se publique, que se modifique esta columna que estoy empezando a escribir el jueves 22. Pero no, mejor apliquemos un poco de rebeldía con los signos de los tiempos. Ahora mismo no sé si va a ganar Nomadland. Pero sí lo sé pero no lo sé.
Nomadland es una película que niega el cine bajo la bandera de “la sensibilidad contemporánea”, el signo de los tiempos, los signos, mi parte insegura, bajo la luna hostil... mar de fondo, no caeré en la trampa. Mar de fondo, signo de los tiempos trampa no existes pero existes. También está el mar de fondo y el signo de los tiempos en Promising Young Woman, la ópera prima de Emerald Fennell, que tiene nominaciones de las principales. Signo de los tiempos. El Oscar, los Oscars, son signos de los tiempos. Aunque en ocasiones se hayan equivocado y hayan premiado a películas perdurables, el rol de estos premios -cada vez más- es premiar artefactos unidimensionales envueltos con el diario de hoy, o a lo sumo el de ayer pero la edición vespertina.
Promising Young Woman es la historia de una venganza. Una venganza mayormente en frío. O más bien envuelta en un calor que no se va. Cassandra (Carey Mulligan) se anuncia desde el principio y desde el nombre. Y va y va: ya decidió la forma y las formas de hacer justicia, de vengar el mal que le hicieron a su amiga del alma. La directora Fennell decide una forma y unas formas. Al principio, parece que las actuaciones pasadas de rosca y los planos pasados de rosca y la dirección de arte pasada de rosca -cuánto Lynch hay para citar y para cortar- se relacionan, quizás (acá no vamos a asegurar nada eh), con una búsqueda estética relacionada con los cómics; uno recuerda Ghost World y le dan ganas de volver a verla. Promising Young Woman promete inicialmente frescura, soltura y desparpajo. Pero en el plan de la protagonista van ganando lugar la transmisión de sentencias y la comunicación de mensajes cada vez más reiterativa, y para eso la directora Fennell va cambiando de tono, no por una olímpica anarquía que podría festejarse sino atada a un sentimiento, o a un presentimiento: estos son los signos de los tiempos y hay que dejar claro que la película es parte de ellos, o que ellos la sobredeterminan, y todo tiene que ser unívoco, tiene que tener un programa de acción (tal vez menos la película que la visión del mundo de los personajes).
Promising Young Woman se debilita cuando cree que es más fuerte: no deja crecer la parodia, la burla, la corrosión, y se vuelve exacta cuando la exactitud se vuelve nociva. Ese final “sorpresivo” nos recuerda otra vez porqué preferimos el suspenso por sobre la sorpresa. El suspenso no solamente es más duradero, suele dejarnos menos dudas acerca de las armas empleadas. Aquí tenemos una sorpresa al final, unos paquetes ostensiblemente envueltos con moños, una canción para abrir los regalos y una sucesión de planos para explicar cuántas cosas funcionaron con exactitud. Promising Young Woman, tozuda, cargada de energía, se derrumba al arrodillarse ante su propio programa tozudo y cargado de energía pero no, tú no puedes dejarte arrastrar, no estamos ante un cine en la senda de Tarantino. Tarantino ayudó a crear los signos de su tiempo, o de sus tiempos, y Promising Young Woman ayuda a ceñir aún más la horca propuesta por los asfixiantes signos de estos tiempos. Y un cine rendido ante los “signos de los tiempos”* se aleja cada vez más de la posibilidad de ser un arte del presente**.
* La canción “Signo de los tiempos” de Europe fue lanzada en 1988 y, aún con su ingeniería artera de lo más prediseñado del hair metal de esos tiempos, ofrecía más ambigüedad, respiraba más, que el cine de los oscars de la actualidad. Esa canción fue usada después para un videoclip no oficial, que proponía un montaje de imágenes de la banda “en vivo” con fragmentos de Náufrago (Robert Zemeckis, 2000) y de esa unión nacían nuevos sentidos, nuevos signos. “Signo de los tiempos”, la canción, podía llegar a ser menos unívoca de lo que parecía.
** En el prólogo a Cine, arte del presente, libro de artículos de Serge Daney, David Oubiña escribía que “el cine es un arte del presente no porque transparente el mundo sino porque, cada vez, actualiza una mirada”. Promising Young Woman, Nomadland y muchas otras del “cine necesario de hoy” creen que el mundo se ha vuelto transparente y que las miradas no son otra cosa que vidrios de absoluta visibilidad o directamente invisibles. Signos de los tiempos, de un presente que avizora un futuro cada vez menos promisorio, o menos proyectable.