Una película demasiado calculada
En su ópera prima, nominada al Oscar, la realizadora inglesa traza un plan vengador en la piel de una mujer solitaria, con la violación como hecho aberrante.
En primera instancia, hay algo que va mal con el título elegido. “Hermosa venganza” desdice lo que el original supone y con ironía. Promising Young Woman, “Joven prometedora”, señala sobre el personaje y su derrotero adverso, así como en relación a la mujer silenciada, aquella de quien nadie habla; mientras que “Hermosa venganza” reduce y encasilla en su “belleza” a la actriz protagonista y su plan vengador. Un cometido que, antes que hermoso, la protagonista vive de manera dolida.
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Con guión de la propia realizadora, Emerald Fennell –actriz de numerosas producciones televisivas–, Promising Young Woman/Hermosa venganza retrata la cruzada feminista y personal de la amiga de una víctima de violación. El hecho sucedió hace unos años, y de esa amiga apenas si se habla. Pareciera ser que sólo habita en la piel y el empecinamiento de Cassandra (Carey Mulligan), a quien la primera secuencia muestra desvalida: sola, borracha, en un bar del cual algún “caballero” la salvará, para llevarla a su cama y aprovechar la situación. Allí cuando todo indica lo que parece, el film se quiebra y Cassandra exhibe la respuesta menos pensada.
Cassandra se enamora y pone en suspenso su plan vengador.
El inicio es explosivo, pero también encierra de una sola vez las posibilidades de la puesta en escena. Lo que sigue será más de lo mismo. Y se sabe que poco ayuda a una película la valoración de su argumento cuando las formas desde las cuales lo sustenta son previsibles y muy, pero muy, calculadas. El plan de venganza de Cassandra involucra a todos los hombres; y ella misma se sitúa como carnada que atrae, pesca y ridiculiza. Mientras, vive con sus padres y se encuentra detenida en una especie de limbo temporal, con el futuro profesional en abismo –prometía ser la mejor de su clase en Medicina–, trabajando en un café, y con una fijación que si bien justificada, la mantiene en destrato con los demás.
Hasta que conoce a Ryan (Bo Burnham), o mejor decir: lo recuerda. Él irrumpe por casualidad en la cafetería y la reconoce. Con la relación que inicia, Cassandra pone en suspenso su plan vengador, a partir de un enamoramiento que bien pondría en tela de juicio la máxima de considerar a todo hombre un ser aborrecible. Pero la caza igualmente continúa, aun cuando las contradicciones accionen en ella. Acá hay algo que vale destacar, y tiene que ver con la secuencia musical-romántica que los dos comparten en una farmacia, mientras cantan una canción de Paris Hilton. Un montaje paralelo se sucede mientras bailan, de una manera evidentemente ridícula por emparentada con la cursilería del peor cine romántico. Es una elección hábil porque sabe cómo capturar una ingenuidad mentirosa, habida cuenta de lo que sucederá más adelante (para saber eso, desde ya, a mirar la película).
Por otra parte, este “aniñamiento” estético, de colores saturados, y ropa y decorados similares a la historieta Archie, encuentra un parentesco que cala hondo en cierta cosmogonía norteamericana, la de los barrios de suburbio y los pueblitos pulcros. Un escenario visto hasta el cansancio y todavía en infinidad de propuestas. En esta elección formal, la película se condice con lo que se espera de ella: un micromundo casi de plástico, en donde los personajes funcionan como estereotipos. De esta manera, Hermosa venganza lleva adelante su tour de force sin demasiadas sorpresas más que las relativas a cómo un escenario reconocible, presente por lo demás en el ideario de Disney Channel, es caldo de cultivo y nido de víboras. Nada hay de novedoso en esto, pero sí en cuanto a la elección del tema, con la denuncia del patriarcado por parte de la protagonista.
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Sus víctimas no resultarán necesariamente heridas (o casi: allí el momento límite con el abogado que interpreta Alfred Molina), pero sí desde un descubrimiento personal que prefieren disimular. Cassandra atacará a todos por igual, y para hacerlo se valdrá de un encanto calculado. En verdad, toda la película es un calculado juego de piezas que encastran. Por eso mismo, su narrativa no ofrece sorpresas, así como lejos estará de serlo la vuelta de tuerca que ofrece la secuencia final, en donde ella lleve adelante su plan maestro. Por las dudas y para constatar que el sistema, si se quiere, funciona, la policía responderá solícita para castigar a los culpables.
Hermosa venganza resulta una película de propósitos ostensibles antes que lúcida de cine, y la acompaña el ruido de las cinco nominaciones al Oscar (Película, Guión, Dirección, Actriz, Montaje). En su afán por gritar lo que le pasa, la película bien podría estar cercana a otras de características y estelas similares, como Lady Bird y Call Me by Your Name. Como corolario, el nombre de Emerald Fennell ya suena fuerte como guionista de la versión al cine de Zatanna, heroína y maga de las historietas. El parecido de Hermosa venganza con el mundo de Archie se confirma.