Ahora que la fatídica saga Twilight se acabó -al menos por un largo tiempo hasta que los productores juzguen adecuado una re-imaginación- y con Harry Potter terminada hace rato, los estudios buscan incansablemente un paliativo al nuevo tanque que compone The Hunger Games, y Warner Bros. parece haber encontrado el suyo en Beautiful Creatures, otra adaptación de una serie de novelas de fantasía que tiene todos los condimentos necesarios como para funcionar como cordial reemplazo de los vampiros por un aquelarre de pintorescos brujos y brujas.
Para un comienzo de una posiblemente portentosa saga, Beautiful Creatures fuerza bastante sus chances de agradar a su público inmediatamente y apenas puede cumplir su cometido de establecer ciertas reglas dentro de su universo fantástico particular. Hay brujos en el mundo, llamados Casters, que se dividen en dos bandos, la Luz y la Oscuridad. Como parangones de la pureza y la negrura total se encuentran en los extremos dos grandes estrellas como Jeremy Irons en la piel de Macon Ravengood, el brujo negro que eligió la luz para guiar a su sobrina hacia la misma, y la inconmensurable Emma Thompson como Sarafine, la Oscuridad encarnada. El nudo en la trama esta vez no está del lado del galán sino de la damisela, un ser muy poderoso por el cual ambas fuerzas cósmicas pelearán con toda la artillería que tengan. El duelo de titanes entre los actores de renombre es uno de los aspectos más inteligentes y logrados del film, ya que claramente ambos se divierten mucho con sus papeles cuasi-esteotipados para los que no tuvieron ningún inconveniente en llevarlos hasta el extremo de lo caricaturesco.
Es inútil no caer en la tentación de comparar a la pareja protagónica con la de su contrapartida vampírica, y allá en donde la dupla Stewart/Pattinson fallaron en crear una química convincente, los desconocidos Alice Englert y Alden Ehrenreich compran al espectador con su sencillez y su empatía adolescente. El guión del también director Richard LaGravenese a veces intenta mostrarlos demasiado bajo una halo de rebeldía, como al leer libros prohibidos en la comunidad retrógrada y religiosa en la que viven aunque en verdad sean realmente comunes y hasta de lectura obligatoria en otros lugares, así como también decae en ritmo luego de la primera hora, cuando los conflictos mágicos comienzan a surgir (¿será Lena parte de la Luz o de la Oscuridad?). Los secundarios de Viola Davis y una particularmente sensual Emmy Rossum ayudan a crear un dinamismo que en casi dos horas de metraje se hacen necesarios para sostener una trama que promete demasiado y se queda algo comedida.
Con un claro objetivo demográfico en su mira, Beautiful Creatures es una agradable e interesante nueva historia fantástica sobre la que, con tiempo, podría llegar a construirse algo llamativo y vistoso. A la luz de cómo le fue en su atroz primer fin de semana de exhibición en los Estados Unidos, su futuro es incierto, pero al menos una buena base es lo que cuenta.