Hechizos adolescentes
Esta nueva saga tiene un desarrollo más adulto, logrados efectos especiales y no es tan empalagosa como su antecesora “Crepúsculo”
La industria del cine no deja de sorprender. Cuando parecía que los huérfanos del amor sobrenatural de la saga Crepúsculo deberían penar en el recuerdo de Bella Swan y Edward Cullen, asoma Hermosas criaturas, una fresca e interesante propuesta del director Richard LaGravenese, un experimentado guionista en el género amoroso.
El filme gira en torno a Ethan Wate (Alden Ehrenreich), quien no es el típico galancete de tiras adolescentes: su mirada crítica de la vida, un humor ácido y un análisis láser de las situaciones lo ubica en un plano de antihéroe y maduro por su corta edad. La pérdida de su madre lo acercará inconscientemente a Lena Duchannes (Alice Englert), la “freak” del curso. Todos (obvio, menos Ethan) se burlarán de ella por su retraída personalidad, vestimenta, conducta. Y un descuido mágico de la joven la pondrá en la mira del pueblo.
Ante el rechazo por sus supuestos poderes, aumenta la atracción de Ethan hacia ella. Es capaz de todo, está cegado por amor. Wate es un lector empedernido y aspirante a escritor (no por casualidad su tutela está a cargo de la bibliotecaria del pueblo); ella es presa en una particular mansión donde su interior muta. La misión de Ethan será liberarla de la opresión de su clan, una familia de casters (léase, brujos o magos del nuevo milenio). Lo que no sabe el muchacho es que el destino de su amada está sellado por un poderoso solsticio en el cual las fuerzas del Bien y del Mal pelearán para llevarla de su lado.
Uno de los condimentos interesantes del filme es el huraño (aunque benévolo) Macon Ravenwood, el poderoso caster a cargo de Jeremy Irons. Su personaje es una cruza del Marqués de Sade y el Conde Drácula, que buscará alejar a Ethan de su amada. Otro personaje destacable es la dualidad de Sarafine y la Sra. Lincoln (Emma Thompson), como así también Ridley Duchannes (Emmy Rossum), la apetecible prima de Lena a bordo de un bólido rojo.
El humor llega en cuentagotas, pero suma muchísimo: la broma acerca de Greenpeace y otra sobre Nancy Reagan desacartona a este filme de amor sobrenatural y guiños “crepusculares” (basado en una novela exitosa, elementos del más allá, atracción adolescente), aunque a diferencia del fenómeno literario de Stephenie Meyer, Hermosas criaturas tiene un desarrollo más adulto, logrados efectos especiales y no es tan meloso (y empalagoso) como su antecesor. Esto ayudaría a captar a un público diverso y dejar de lado la inocencia y predecibilidad con la que se desarrollan este tipo de películas para el público joven.