Olvidable secuela de un film ya menor
Kevin James vuelve a su personaje de un film del 2009 en esta dilatada secuela que apenas si podría servir para amenizar un zapping televisivo en una tarde lluviosa. Lo peor es que la película ni siquiera transcurre en un centro comercial, decorado que por sus características era lo que daba parte de su gracia al film original. Esa segunda parte que nadie necesitaba transcurre casi totalmente en un hotel de Las Vegas (el film en realidad casi parece un chivo comercial del hotel en cuestión, tanto es lo que se insiste en mostrar la marca y las bondades del establecimiento).
Paul Bart, es decir el héroe del centro comercial trasplantado al hotel de Las Vegas, tiene que enfrentarse a unos ladrones bastante torpes, aunque no tanto como el director de esta película que no logra meter un solo gag que arranque siquiera una sonrisa en el espectador. Y no es que Kevin James no intente todos los trucos y rutinas del humor físico que puedan ser aplicadas al argumento, lamentablemente sin casi nada de éxito. Esta película es un desastre totalmente olvidable.