Las aventuras interplanetarias son, sin duda, una buena base para los dibujos animados. Aquí, y de la mano del director y coguionista Cal Brunker, el principal protagonista de esta trama es un famoso astronauta que, con la ayuda de su inteligente hermano Gary, se ha convertido en una leyenda. Cuando la jefa de la base interplanetaria intercepta una señal de socorro de un mundo conocido por su peligrosidad, Scorch ve la oportunidad de llevar adelante una operación para rescatar a sus habitantes.
Pero el héroe de turno se da cuenta de que fue engañado y de allí en más quedará atrapado en ese mundo poblado por las mentes más inteligentes de todos los planetas. Sólo la inteligencia y la fuerza de Scorch serán capaces de permitirle escapar de esa emboscada y comenzarán así una serie de alocadas aventuras que pronto cae en la monotonía y en repetitivos gags.
El realizador quiso volver sobre la conocida lucha entre el bien y el mal y sólo logró resultados interesantes en las escenas de acción, que no son muchas. La trama se ve opacada por dibujos carentes de calidad y por la cantidad de personajes que desfilan por la aventura. Sumado a ello, la música no logra tampoco insertarse con vivacidad en el entramado, con lo que esta producción pierde mucho de su destino final, es decir, entretener al público menudo.